Opinión

“Ley esposa”, valores y ética.

Por: Manuel Narváez Narváez

Email: narvaez.manuel.arturo@gmail.com

Reza un dicho “el que escupe para arriba, la saliva le cae encima”, es decir, el que prejuzga, tarde o temprano recibe lo que critica de otros. Efecto boomerang.

El asunto viene a colación porque la semana pasada la mandataria federal comparó a México con Estados Unidos en un contexto educativo, diferenciándonos de que allá tienen problemas de drogadicción, entre otros.

La arrogante afirmación de la primera magistrada del país nos obliga a reflexionar sobre los males que padecemos en México desde décadas atrás y que se han acentuado en los últimos 7 años, tales como la corrupción, la producción de fentanilo y marihuana, el trasiego de cocaína y la trata de personas.

Sin demérito de las razones que Sheinbaum Pardo tuvo para hacer los señalamientos referidos, no olvidemos que de este lado del río Bravo se cantan muy bien las rancheras en cuanto a los altos porcentajes de personas adictas a alguna droga y el reclutamiento de adolescentes y jóvenes por parte del crimen organizado.

La presidenta echa sal a las profundas heridas que tiene la sociedad estadounidense y cuestiona los valores de ésta, destacando abiertamente el brutal consumo de todo tipo de drogas que tienen allá.

No falta a la verdad CSP, y si me apuran se queda corta al no mencionar que en esa ausencia de valores muchos mueren por las balas asesinas de desquiciados mentales y activistas radicales de cualquier credo.

Sólo que a la presidenta el escupitajo se le regresó más rápido de lo que tardó en subir. Y es que la realidad en nuestro país no es mejor que en Estados Unidos, ya que las víctimas del C.O., de feminicidios, de desapariciones y los que fallecen por falta de un buen servicio de salud superan por decenas de miles los registrados en el vecino del norte.

Si estas realidades no son suficientes, en ética política salimos peor, mucho peor evaluados comparados con el predominio bipartidista que ejercen republicanos y demócratas sobre sus gobernados desde la independencia.

Traigamos al contexto las expresiones propagandísticas del régimen mexicano: “México es el país más democrático del mundo” y la vacilada del “humanismo mexicano”. Estas banalidades sólo encuentran asidero en la lapidaria frase “elogio en boca propia es vituperio”.

Este 2025 pasará a la historia como el año de la sepultura definitiva de la república como la conocíamos y de la división de poderes. En pocos más de un año el régimen mexicano modificó 70 de los 136 artículos de la Carta Magna. Es la más manoseada del planeta.

Esperen, aún no ha terminado de sorprendernos el gobierno humanista más democrático del mundo. Falta la reforma electoral.

No es que al régimen le falte más poder, sólo es que necesitan adecuar en el papel las prácticas deleznables que en materia electoral han llevado a cabo en Nicaragua, Corea del Norte y Argentina, por citar algunos Estados fallidos.

La mística democrática y ética gubernamental que tanto presume la presidencia de México no están completan si no llegan todas….. aunque sea a la fuerza.

En San Luis Potosí, Hidalgo y Nuevo León sus respectivos gobernadores quieren imponer leyes electorales locales que faciliten la participación exclusiva de mujeres por la gubernatura.

En el mismo tenor, pero con una vertiente distinta, en 2023 Yucatán aprobó la alternancia de género para el gobierno estatal.

En Chihuahua los diputados locales discutieron la posibilidad de copiar la legislación yucateca que, de haber prosperado aquí, la gobernadora entregaría forzosamente el mando a un varón.

La diferencia de lo que se hizo en la península yucateca y se pretendía en el estado grande con respecto a SLP, Hidalgo y Nuevo León, es que en estas entidades los gobernadores quieren heredar el cargo a sus cónyuges.

Cuando leo que la presidenta le reprocha a los estadounidenses la falta de valores, me pregunto ¿cómo es que permite el nepotismo en Morena y en sus aliados? El caso de la familia Monreal es emblemático y debería discutirse en foros internacionales.

Antes de andar pregonando lo que se carece, la presidenta, el régimen y sus aliados deberían hacer acopio de humildad, de vergüenza, de coherencia, de congruencia, de autocrítica y ética política. Ya basta de avergonzarnos ante el mundo entero.

Por años denunciaron la prostitución política del prójimo, ahora hasta la piernita levantan.

Es cuanto.