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La memoria de Madera nos exige defender la justicia y la democracia hoy más que nunca: Mario Vázquez

Durante la Sesión Solemne en el Senado de la República, el senador Mario Vázquez, representante de Chihuahua, evocó un capítulo histórico que trasciende el pasado para recordarnos la vigencia de nuestra lucha por la democracia: el Asalto al Cuartel de Madera, ocurrido en 1965. “El eco de esa resistencia, liderada por estudiantes, campesinos y luchadores sociales, vuelve a resonar con la misma fuerza de antes, como un grito que no puede ser silenciado”, afirmó.

“El asalto al Cuartel de Madera no es un asunto del pasado. No es solo un recuerdo de un hecho trágico que marcó la historia de México; es un mensaje vivo que cruza el tiempo y nos interpela hoy. Nos llama a no permitir que el poder se vuelva sordo, que la justicia se pierda en la impunidad, ni que el dolor y la injusticia se escondan bajo la alfombra del olvido”, sentenció el senador.

En su intervención, Vázquez aseguró que conoce y entiende la lucha social, pues cabe recordar que en sus raíces está la lucha por los derechos de los productores en Chihuahua, lucha que se materializó con la fundación del Frente Democrático Campesino: “cuando se agotan los cauces de la justicia, cuando se cierran las puertas de la legalidad y el poder se vuelve sordo ante el sufrimiento, la sociedad decide levantarse”.

El senador describió cómo, en la actualidad, se repiten esos patrones: órganos autónomos debilitados, leyes hechas de espaldas a la ciudadanía, la justicia convertida en arma política, prensa crítica acallada y disidentes perseguidos. “Estas dinámicas autoritarias son el mismo mal que llevó a la tragedia de Madera”, advirtió.

Un ejemplo contundente que destacó fue la situación de las madres buscadoras. Alertó que “cuando el poder cierra la puerta en la cara a las madres que claman por sus hijos, y se manipula el presupuesto para premiar lealtades en lugar de garantizar derechos, no hablamos de una nueva política, sino del autoritarismo con distinto rostro”.

El asalto al Cuartel de Madera fue una respuesta inevitable de un sistema que había perdido no solo el oído, sino también la conciencia. Fueron maestros rurales, estudiantes normalistas, campesinos y luchadores sociales quienes, con convicción y dignidad, decidieron no seguir callando. Su lucha no buscaba la certeza de la victoria, sino resistir en nombre de la justicia. En un país donde los medios servían al poder y los representantes populares eran simples intermediarios de un régimen que ignoraba los derechos de la ciudadanía, el pueblo de Madera alzó la voz, sabiendo que la batalla era difícil, pero que más allá de la derrota quedaba intacta la dignidad.

Mario Vázquez recordó a los caídos: Antonio Escobel, Arturo Gámiz, Pablo Gómez, Salomón Gaytán, Emilio Gámiz, Oscar Sandoval, Miguel Quiñones y Rafael Martínez Valdivia, hombres que sacrificaron todo para enfrentar el silencio impuesto por el poder. Sabían que podían no vencer, pero tenían claro que ninguna causa es más noble que la defensa de la dignidad.

Aunque México ha avanzado, construyendo instituciones y una democracia que han limitado estas tentaciones autoritarias, las lecciones del pasado siguen vigentes y la lucha por la justicia es constante. Como destacó Vázquez, el sistema es frágil y requiere defensa permanente. La democracia, el diálogo, la alternancia y el respeto a los derechos humanos no pueden darse por sentados ni ser vistos como logros definitivos.

Honrar a los caídos de Madera, no significa solo colocar placas o pronunciar discursos vacíos. Es mantener viva la lucha por una democracia sólida, un Poder Judicial independiente y un sistema político que responda a la sociedad y no a intereses ajenos.

Al concluir, el senador convocó a escuchar ese eco de resistencia que aún vive en nosotros: “La dignidad herida no puede ser contenida. La lucha por la justicia no tiene fecha de vencimiento. Es hora de escuchar ese eco y no dejar que se apague”.