
fuente: excelsior
La estadística no es solo un número: EU registra aumento de muertes infantiles por gripe, un golpe duro a la noción de que esta enfermedad es solo una molestia estacional. El incremento obliga a mirar con urgencia cómo cuidar a los más vulnerables.
Un informe del Centers for Disease Control and Prevention (CDC) indica que durante la temporada 2024-2025 se reportaron 266 muertes pediátricas asociadas con la influenza, la cifra más alta en una temporada no pandémica desde que empezó el registro en 2004.
Cifras que estremecen: ¿qué indican los datos oficiales?
La temporada 2024-2025 fue catalogada como de alta severidad, con un registro preliminar de 266 muertes pediátricas ligadas a la gripe en EU, un nivel sin precedente para temporadas “ordinarias”.
Este número supera ampliamente los picos anteriores: en la temporada 2023-2024 se reportaron 199 muertes infantiles por influenza, igualando un récord previo.
Esos datos convierten a la temporada en la más letal para niños en lo que va del siglo XXI, cuando se descartan escenarios pandémicos. Este aumento es más que estadístico: implica vidas, familias, pérdidas irreparables.
¿Por qué mueren más niños por gripe ahora? Factores que contribuyen
Baja cobertura de vacunación infantil
Según los datos del CDC, entre los niños elegibles para vacuna contra la influenza que fallecieron, alrededor del 80 % no estaban completamente vacunados.
La disminución en la vacuna en niños genera una ventana donde la gripe penetra sin freno, porque la defensa colectiva se erosiona.
Complicaciones graves y efectos neurológicos
La influenza en niños puede evolucionar hacia neumonía, falla orgánica o incluso afecciones del sistema nervioso. En la temporada reciente, se identificaron casos de encefalopatía asociada a la influenza como causa directa de muerte en algunos niños.
El estudio del MMWR Reports afirma que, entre las muertes pediátricas estudiadas de 2010 a 2025, un 9 % tenían asociación con encefalopatía, y en 2024-25 ese porcentaje aumentó a 13 %.
Estacionalidad y virulencia de los virus circulantes
Los brotes invernales de gripe suelen intensificarse entre diciembre y febrero, pero en 2024-2025 la actividad se prolongó, con una curva más agresiva. Los índices hospitalarios y la prevalencia superaron el promedio de años anteriores.
Además, cuando los virus circulantes mutan o dominan cepas más agresivas o menos cubiertas por la vacuna, la letalidad puede subir.
Qué se puede hacer — prevención, diagnóstico y acción temprana
Vacunación como defensa clave
La vacuna anual contra la gripe, recomendada para todos los mayores de 6 meses, reduce la probabilidad de hospitalización y muerte infantil.
Aunque ninguna vacuna es perfecta, su uso generalizado reduce la carga del virus en la comunidad y protege indirectamente a los niños más vulnerables.
Vigilancia y acción médica inmediata
Ante síntomas graves —fiebre alta persistente, dificultades respiratorias, convulsiones u otras alteraciones neurológicas— es crucial buscar atención médica sin demora.
Los pediatras deben considerar complicaciones como encefalopatía en niños con gripe y signos neurológicos, ya que esos casos podrían escalar con rapidez.
Conciencia pública, educación y comunicación
La desinformación sobre vacunas ha favorecido la caída en tasas vacunales infantiles. Expertos señalan que acciones de “prebunking” (enseñar a identificar información falaz) podrían revertir esa tendencia.
Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de ofrecer datos verificados e insistir en la relación entre baja vacunación y mortalidad infantil por gripe.