Por: francisco Flores Legarda
Este trazado puede molestar un sector de la sociedad en este las mujeres, pero en el mundo, desde luego en nuestro país existe una deuda histórica con las mismas. En todos los foros se hable de que se debe proteger a las mujeres, ya que el estado no hace lo propio y por otro lado no existe un a normatividad real que proteja sus derechos. Existe en la Constitución, Tratados Internacionales, leyes secundarias donde se dice que las mujeres se encuentran “protegidas”, esto es total mentira. La presidente de México en sus mañaneras solo habla sobre protección, pero se enfrasca si el términos es con “a o e”. Estas vanidades son idiotas
La fantasía de poder está descrita como un deseo inconsciente por parte del espectador de encarnar el papel de alguien con control sobre las situaciones, magnetismo y que a su vez, de algún modo, es el centro de toda una trama y universo. El poder de que todas sus acciones cuando malas, no tengan repercusión alguna y si acaso, la repercusión sea positiva para él mismo.
Los análisis sobre la fantasía de poder más populares y recientes la relacionan directamente con el patriarcado. Se considera que el personaje idealizado es el centro de toda la trama porque es el ideal masculino de ese momento, concretamente un ideal masculino y blanco además de heterosexual y no transgénero. Ésta interpretación sobre la fantasía de poder no es estrictamente Freudiana digamos, sino feminista. Quienes comparten éste discurso ofrecen innumerables ejemplos concretos en el cine, las series de televisión y más recientemente de los videojuegos, buscados todos ellos para respaldar una teoría que ya estaba creada y posteriormente debe ser comprobada.
Varios de los post y vídeos disponibles en internet, abordados desde una óptica tendente al feminismo estadounidense concluyen que, en sí misma, no está mal dicha fantasía, sino que lo malo es una sobre exposición a este tipo de personajes por parte de individuos con poco contacto con la realidad y baja capacidad para socializar (es parte del contenido del vídeo anterior). Entonces es evidente que lo importante es aumentar la capacidad de socialización de las personas, así como dar consejos prácticos para disfrutar de lo cotidiano y del uso mesurado del ocio y no tanto desmenuzar el origen de una fantasía, pues no soluciona el susodicho problema y es un ejercicio del famoso overthinking (pensamiento excesivo y paralizante).
Ejemplo de sobrepensamiento:
De modo que la visión tradicional del poder femenino está plagada de estereotipos con connotaciones negativas. Nos dice que la mujer poderosa es artera, ladina y embaucadora. Es la femme fatale, personaje tipo que tan de moda se puso en el siglo XIX, como fantasía erótica masculina y un nuevo modo de envilecer a la mujer.Por lo tanto, ¿aceptar o reivindicar ese modelo como fantasía de poder
femenino, incluso repropiándonoslo, no supondría caer en los roles de género impuestos.
Eso nos lleva a la alternativa: rechazar este modelo tradicionalmente femenino e igualarnos a los hombres, lo que implica explorar formas de poder “típicamente” masculinas. Se trata de reparar un daño histórico demostrando que una mujer es capaz de hacer lo mismo que un hombre. Y, en la teoría, me parece perfecto.
Como público, hoy en día demandamos que la ficción nos proporcione “mujeres duras” o badass. Y aunque, por ejemplo, a mí me encantan las mujeres guerreras como a la que más (podría hasta decirse que tengo un kink con ellas), ¿no supone el riesgo de caer en el extremo opuesto? ¿De rechazar rasgos de personalidad, características de comportamiento o atributos asignados al género femenino por considerarlos signos de debilidad? ¿De abrirse camino en un mundo de hombres a la manera masculina y despreciar todo lo que se considera femenino como si esto fuera intrínsecamente malo? Es como si el único modo de ser una mujer fuerte consistiera en actuar como lo que siempre hemos entendido que lo haría un hombre fuerte, lo que da lugar a mujeres masculinizadas. A cambiar nuestras reglas del juego por las suyas. De manera que, por oposición, una mujer con roles más tradicionales es una mujer débil. Por eso, todo este asunto es tan complicado.
El propio feminismo reconoce el rol femenino como sumiso, es evidente que una mujer fantasía de poder será masculina y a base de haber muchas, ser poderoso por medios propios dejará de ser masculino en exclusiva en la cultura popular. Si se está en contra de los roles de género no queda más remedio que aceptar los riesgos y ventajas del rol contrario.
Es por ello que hay que diferenciar si estamos criticando a la fantasía en sí (deseo instintivo de no ser un peón social), o a que esté asociada con ciertos sectores sociales (hombres blancos heterosexuales etc… ) o valores (misoginia, violencia, dominación etc…). No es aconsejable concluir que aquellos con fantasía de poder son misóginos (conclusión fuera de lugar totalmente) u hombres, ¿quién ha dicho que una mujer no pueda verse proyectada en un personaje masculino cuando le resulta agradable?, lo hacen.
Conclusión
Las fantasías son imposibles de evitar y por tanto conviene entenderlas para disfrutar de ellas sin terminar prefiriéndolas a la vida real. Una fantasía tampoco es responsable de ciertas ideas sexistas y buscarle una conexión causa-efecto conduce a no solucionar el propio sexismo por estarle buscando un origen donde no lo tiene, manera de razonar, por cierto, muy de moda entre críticos culturales.
Padre UNGA este es uno de los trazados que hice sin tu presencia, con los consejos, aprobación, criticas, enfrenamientos, incluso ideológicos. Voy a extrañar cuando no entendía algún concepto, me lo explicabas con tus libros de latín y griego explicándome el origen de las palabras. Que te guarde el G∴A∴D∴U∴
Salud y larga vida.
Profesor por Oposición de la Faculta de Derecho de la UACH.
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