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En Afganistán se eliminan de los libros escolares los contenidos que contradicen la visión del mundo de los talibanes, y aumenta la cantidad de escuelas religiosas. Se les prohíbe estudiar a niñas más allá del 6º grado.
“En los últimos tres años, los talibanes han realizado cambios fundamentales en los planes educativos de las escuelas y las universidades del país”, informó recientemente la organización afgana de derechos humanos Rawadari.
Dicha organización, fundada por Shahrzad Akbar, exdirectora de la Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán, documenta violaciones de los derechos humanos en todo el país.
Bajo el régimen de los talibanes, a las mujeres y las niñas no solo se les prohibió el acceso a la educación secundaria a partir del 6º grado, así como a la educación universitaria, sino que también “todos los temas que están relacionados con derechos humanos y derechos de las mujeres se han eliminado de los currículos de las escuelas y de las universidades”. Eso implica temas como igualdad de derechos, las libertades civiles, las elecciones y la democracia, los cuales contradicen la ideología de los talibanes.
Pero las restricciones de los derechos van más allá: también se están eliminando deliberadamente los enfoques inclusivos y no discriminatorios en el sistema educativo, que serían particularmente importantes en un país con numerosas minorías étnicas y religiosas.
Según Rawadari, “la enseñanza de lenguas maternas, así como temas de religión, cultura e historia para estudiantes de estas minorías se ha visto severamente restringida. El acceso a programas de alfabetización y formación profesional para niñas con discapacidad también se ha visto significativamente restringido”.
“Hasta ahora, los talibanes han eliminado muchos contenidos de los libros escolares”, confirma Sardar Mohammad Rahimi, quien fuera viceministro de Educación de Afganistán hasta la toma del poder por parte de los talibanes, en el verano de 2021. Rahimi vive actualmente en el exilio en Francia, y trabaja como profesor visitante en la Universidad INALCO.
“Sin embargo, los talibanes aún no tienen la capacidad de crear nuevos contenidos. Carecen tanto de expertos como de medios técnicos para rediseñar por completo los planes de estudio. Les llevaría unos cinco años transformar fundamentalmente el sistema educativo”.
Numerosos intelectuales y académicos han abandonado el país desde que los talibanes tomaron el poder. Además, los talibanes han despedido a una gran cantidad de profesores de escuelas y docentes de universidades en los últimos tres años. En su lugar, colocan en su mayoría a graduados de escuelas religiosas que representan la ideología talibán. “En este momento, los talibanes se concentran en la ampliación de sus escuelas religiosas, las escuelas de religión islámica. Eso es un peligro”, advierte Rahimi.
Fomento a escuelas religiosas
Las escuelas religiosas que existen en muchos países islámicos -también llamadas madrasas- son controladas en Afganistán por los talibanes. Su objetivo es fomentar una interpretación estricta del islam y asegurar una educación marcadamente religiosa de las próximas generaciones.
Los talibanes representan una interpretación extremadamente conservadora del islam sunita, que exige la introducción de la Sharía (ley islámica) en todos los ámbitos de la vida y propaga un orden social rígido.
Rechazan valores como los derechos humanos y de la mujer y ven al mundo occidental como una influencia amenazadora para la sociedad islámica. Desde que llegaron al poder, han revertido por completo los avances logrados en materia de derechos de las mujeres durante las últimas dos décadas.
Organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional informan periódicamente sobre los brutales castigos que enfrentan mujeres y niñas por lo que los talibanes perciben como “comportamiento antiislámico”, incluido el encarcelamiento, la violencia sexual bajo custodia y la flagelación pública. Muchas niñas a las que ya no se les permite ir a la escuela son obligadas a casarse.
Los talibanes prohíben a las mujeres hablar en voz alta fuera del hogar
“Los talibanes han convertido el país en un infierno de opresión estructural y violencia sistemática contra las mujeres y niñas”, afirmó Maryam Marof Arwin, activista afgana de derechos humanos y de los derechos de las mujeres, con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, el 25 de noviembre.
Advierte urgentemente sobre las consecuencias de la criminalización de las mujeres en Afganistán y señala las leyes introducidas por los talibanes que imponen restricciones de gran alcance a mujeres y niñas.
Estas leyes no sólo exigen que las mujeres se cubran el rostro y el cuerpo en público, sino que incluso les prohíben hablar en voz alta fuera del hogar. La aplicación de estas normas está a cargo de hombres jóvenes que actúan como policías morales y vigilan de cerca a las mujeres.
Al adaptar los libros de texto escolares a su ideología, los talibanes no sólo legitiman la violencia contra niñas y mujeres y la supresión de opiniones disidentes en la sociedad. Se esfuerzan por formar generaciones que sigan su interpretación extremadamente conservadora del islam para asegurar su poder a largo plazo.
“Necesitamos urgentemente un plan coordinado para la educación en línea para todos los niños en edad escolar en Afganistán”, dice Rahimi, ex viceministro de Educación de Afganistán. “Actualmente existen numerosos proyectos controlados por extranjeros que proporcionan material didáctico, especialmente a las niñas que no tienen acceso a la escuela secundaria. Si estos proyectos estuvieran mejor coordinados, podrían hacer una contribución significativa a la educación de todos los niños en Afganistán”.
(cp/ers)