
Por: Manuel Narváez Narváez
Email: narvaez.manuel.arturo@gmail.com
La marea rosa busca detener que el INE le obsequie a Morena y a sus apéndices del PVEM, de PT y las sobras del PRI, una mayoría legislativa calificada que no obtuvo en las urnas.
Lejos, muy lejos de las concentraciones masivas en todo el país, previo a las elecciones presidenciales, un puñado de ciudadanos donde encabezados por un exconsejero electoral, la excandidata presidencial Xóchilt Gálvez y legisladores de Acción Nacional, se manifestaron en los alrededores del INE para exigir un NO la sobrerrepresentación.
En su alocución, la senadora Gálvez Ruíz acusó que el INE de Taddei, la consejera presidente cuya familia ocupa cargos públicos en los gobiernos estatal de Sonora y Federal, así como de obtener contratos multimillonarios de éstos, pretende abonarle 10 millones de votos a Morena y compinches, para que complete la mayoría calificada y cambien la Constitución a placer.
La oposición ha señalado desde que se conocieron los resultados electorales en los cuales “arrasó” Claudia Sheinbaum con más de 36 millones de votos que, pese a que la carta magna establece que ningún partido o coalición puede obtener más del 8% de representación en ambas cámara legislativas, el INE desestima la constitucionalidad de la norma y se alinea con el presidente de la república para instaurar un régimen autócrata y dictatorial como el de Venezuela.
Morena y cómplices ya se relamen los bigotes para eliminar la autonomía del Poder Judicial Federal a partir del primero de septiembre, también por desaparecer los organismos autónomos y por debilitar el juicio de amparo.
Los ´solovinos´ que festinan anticipadamente la caída de la república, ignoran que, al someter a elección popular a jueces, magistrados y ministros, la presidente electa tendrá el poder absoluto como lo tenían los presidentes emanados del viejo PRI que nos arrastraron al oscuro mundo de los gobiernos tiránicos.
Con la mayoría absoluta en manos de Morena y rémoras se va a enterrar la impartición de justicia, el derecho al debido proceso, el derecho de petición para conocer lo que se gastaron en las obras faraónicas inconclusas y el castigo a los corruptos, entre otros Derechos Humanos.
La situación terrible en que se encuentra el Estado mexicano no solo es culpa de Morena y sus arrastrados, sino también del PAN, de lo queda del PRI y del desaparecido PRD, sin olvidar que MC es a igual que Morena, letrina de los desechos de los otroras partidos mayoritarios.
No olvidemos que, con las monumentales transas de presidentes y sus respectivos partidos en tiempos pasados, perfeccionadas y superadas con la 4T, ni los privilegios con los que se ajuarearon en la Suprema Corte y el poder judicial, federal y estatales, se dio pie a la desconfianza del pueblo en sus instituciones.
El descrédito del sistema político mexicano no es gratuito, y lo peor es que muchos de los que contribuyeron a llevarlo al vergonzoso sitio donde se encuentra todavía viven y militan mayoritariamente en Morena, porque para allá corrieron como ratas para protegerse con el manto de su impunidad, sin embargo, en el PT, MC, PAN y PRI despachan dinosaurios responsables del enorme desprestigio partidocrático, y convertidos en magnates súbitos de la política.
Cierto, el sistema político en México hiede corrupción, no en vano ocupa el lugar 126 mundial del corruptómetro, pero eso no significa que caigamos al raiting donde se encuentran los peores de lo peor como Rusia, Cuba, Venezuela, China, Corea del Norte, Irán, Siria, Nicaragua y Afganistán.
Los esfuerzos de la marea rosa parecen acotados después de no haber sido capaces de construir una oposición real y efectiva en los centros de votación, ni haber tenido la astucia para detener el fraude a la ley electoral por las precampañas anticipadas, el derroche descomunal de recursos públicos desviados, ni la intromisión descarada del presidente en la elección presidencial, sin embargo, no han claudicado y eso se reconoce.
A la república, maltrecha si quieren, pero funcional, le quedan poco más de dos semanas para salvarla y darle una profunda limpia, sin detrimento de la división de poderes y protegiendo la constitucionalidad y la convencionalidad de los Derechos Humanos, o entramos de lleno al comunismo dictatorial.
Es cuanto.