Opinión

La degradación social

Por: Francisco Flores Legarda

“Si no hay justicia estoy en peligro.

Hay dominantes y dominados.”

Jodorowsky

Estamos en presencia de un proceso que preanuncia la implosión de un modelo de gobernanza que durante años hemos votado y soportado por los mexicanos, ya que muchos dirigentes políticos siempre pusieron el árbol por delante para que no pudiéramos ver el bosque en su incontrastable realidad: la decadencia y la degradación social.

Las condición a la que fue arrastrada la sociedad mexicana para que extraviara su sentido de pertenencia y su unidad conceptual demuestran la perfidia de dirigentes y de instituciones que se amoldaron a un materialismo que arrasó con las idiosincrasias, las culturas y los valores. Y que permitió también el latrocinio, a causa de las ambiciones de individuos y de corporaciones que no trepidaron en sostener este modelo en que la especulación y la decadencia falsearon la política, la economía y lo social hasta límites inconcebibles.

Esta lamentable realidad tiene una procedencia que en esencia deviene de una estrategia consensuada y compartida entre instituciones públicas y privadas, conectadas con la especulación electoral, los negocios detrás de la obra pública e intereses de ciertas corporaciones económicas y financieras. Todo ello constituye una alianza sui generis que corrompió la calidad institucionalidad, promocionó conceptos equivocados y suplantó la discusión sobre tesis esenciales por temas banales, a los que muchos medios les brindan continua y proficua atención, lo que aumenta la toxicidad de esta crisis ética y moral que nunca antes vivimos los mexicanos.

En todos estos años, quizá no advertimos que este modelo democrático –debido al desenfrenado propósito de corporaciones por asir parte del poder en la toma de decisiones estratégicas– consolidó este accionar elitista y carente de responsabilidad social, y generó así un proceso de desintegración y degradación social sin precedentes, campo propicio para que los mercaderes de la droga coparan los territorios y expandieran su poderío.

Cuando los daños fueron evidentes según los índices que miden la pérdida de puestos de trabajo, la declinación en la cultura laboral, el aumento de la delincuencia y la inseguridad, los gobernantes sólo atinaron a decretar paliativos y planes coyunturales. Obviaron combatir la verdadera causa de estas maquinaciones elitistas, económicas y financieras, con la anuencia silenciosa de la Justicia y de funcionarios de las estructuras administrativas del Estado, comprometidos con este proceso de continuidad agraviante para millones de mexicanos.

Podemos aseverar –sin lugar al equívoco– que la integridad universal entre naturaleza y humanidad tenía como misión apuntalar el trabajo y el esfuerzo como únicas maneras de proteger a las especies, evolucionando hasta compartir una existencia digna y progresivamente sustentable.

De manera ininterrumpida, la naturaleza trabaja preservando a sus especies, garantizando que cada componente actúe según los roles esenciales asignados. Pero la humanidad no cumplió ni cumple con tal responsabilidad porque el hombre –poseedor del discernimiento– abusa de sus debilidades y evade sus propias reglas éticas y morales.

A partir del extraviado accionar de los tres poderes del Estado, comprobamos cómo avanzaron a extremos incalificables la pobreza, la miseria y la degradación social, y cómo se retrotrajo el concepto de democracia a la existencia de una autocracia servil a corporaciones, donde una de ellas termina siendo, casualmente, el narcotráfico.

Los conurbanos de las grandes ciudades, con el espanto de sus existencias, se nutren de los centros urbanos que recién se acuerdan de reaccionar cuando el avance incesante del hambre, la miseria y la degradación les impone la inseguridad como consecuencia estructural de este proceso, ante la inutilidad de un Estado que se acostumbró a combatir los efectos, no las causas.

Tenemos cerca las elcciones no veo futuro ni con el partido en el poder y tampoco en el llamado frente opositor. Los mexicanos nos estamos degradando ante una falta de entendimieto de los factores mal construidos por los gobernantes ayudados por la misma sociedad.

Salud y larga vida.

Profesor por Oposición de la Facultad de Derecho de la UACH.

X @profesor_F