
Por: Manuel Narváez Narváez
Email: narvaez.manuel.arturo@gmail.com
Los dimes y diretes entre los bandos políticos que disputan las ocho columnas y las atenciones en redes sociales no dejan de joder ninguno de los 365 días del año.
En serio que ya hartan con sus mezquindades, cinismo y famélicos resultados.
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Ese odio que siembran comunistas y la derecha no construye, por lo contrario, arrastra entre sus aviesos intereses y calamidades ideológicas a los ciudadanos de esta nación.
Ya chole con los rojillos que, al cabo de siete años al frente del gobierno, siguen culpando y distrayendo con que “la derecha”, el “bloque conservador”, el “periodo neoliberal”, Calderón o Loret de Mola son los responsables de los paupérrimos resultados en seguridad, salud, economía e infraestructura carretera.
En serio que resulta irritante, molesto y decepcionante escuchar todo el día y todos los días las voces engoladas, impostadas y chillantes de personajes que buscan justificar lo que tanto criticaron de sus oponentes por décadas.
Desde las cloacas de Morena supura la fetidez de vergonzosas trayectorias de AMLO, CSP, Adán Augusto, Andy López, Ricardo Monreal, Fernández Noroña, Luisa María Alcalde, Epigmenio Ibarra, Arturo Saldívar, Rosa Icela Rodríguez, Citlalli Hernández, Rocío Nahle, Layda Sansores, Javier Corral y Andrea Chávez, por mencionar una parte de la cúpula de la 4T.
Para no ir tan lejos, baste poner en contexto lo bueno y malo de estos siete años de Morena.
Que cada quien realice un examen concienzudo de los resultados en materia social, obra pública, desarrollo humano, derechos humanos, libertad de prensa, seguridad, salud, educación, transparencia, división de poderes, deuda pública y privada, y democracia.
Abuela, abuelo, mamá, papá, hija, hijo, estudiante, jóvenes, trabajadores, profesionistas, comerciantes, empresarios, funcionarios y servidores públicos ya es tiempo de despojarse de atavismos.
Sin apasionamientos ni calenturas dogmáticas, regálense la oportunidad de verificar qué tanto han beneficiado los programas sociales, las pensiones y las becas que otorgan a millones de personas en México.
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Las obras insignias de AMLO, ¿eran necesarias, viables y rentables?, porque lo único cierto hasta hoy es que, del billón y cuarto de pesos que usaron para construirlas, todavía no se reembolsa ni un peso a las arcas públicas, es dinero que aportan los contribuyentes.
¿Valió la pena que otorgaran la pensión universal?, ¿es justo seguir repartiendo a diestra y siniestra el dinero de los contribuyentes en becas a personas que sólo se preocupan por el ocio?
Porque la verdad de las cosas es puro choro, demagogia y quimera es lo que sale de las bocas de la cúpula morenista, para marear y distraer al “pueblo” de una realidad que los golpea a diario.
No existe hoy en día una causa-efecto positiva que demuestre que el dinero de las pensiones a los adultos mayores haya aliviado adicionalmente su situación, sin tener que utilizar ese recurso para cubrir las consultas privadas y adquirir los medicamentos que el ISSSTE y el IMSS dejaron de proporcionarle.
Lo que supuestamente traería bonanza turística y autosuficiencia energética sigue costándole a los contribuyentes, es decir, de los que pagan impuestos, ya que el dinero público sigue subsidiando al Tren Maya, Dos Bocas, AIFA, mexicana de aviación, y hasta Pemex.
De esa bonanza, a los chihuahuenses la gasolina nos cuesta 14 pesos más de los $10 que prometieron, y de las ganancias de las obras faraónicas no vemos ningún peso por estos rumbos.
Coincido parcialmente en que el viejo régimen del PRIAN, ya integrado mayoritariamente en Morena, endeudó al país, corrompió el servicio público y privilegió el placer por mandar, por eso apostamos a un cambio verdadero en 2018.
Pero ya nos dimos cuenta de que aquellos que tenían todas las soluciones a los problemas que heredaron los prianistas, ahora recurren a los pretextos y al abuso de las distracciones para justificar el monumental fracaso que resultó su asalto al poder. Resultaron peores, sin duda.
Y saben qué es igual de terrible, que los que quedan del PRIAN tampoco generan confianza para votarlos.
Imagínense a Alejandro Moreno, Marco Cortés, Rubén Moreira, Lily Téllez, Mariana Gómez del Campo y muchos más vividores del erario protestando cargos en un cambio de régimen en 2030. No se antoja.
Igual que Morena, la difusa y confusa “oposición” echa mano de una retórica que harta al igual que los choros de los morenos.
Ese cuento de los jilguerillos de la “derecha” de que les llegó a sus manos la lista de los presuntos narcopolíticos ligados a la 4T, verbigracia de la CIA, la DEA o el FBI, son tan ciertos como la “narrativa” de los chairos de que el PRIAN fue corrupto cuando gobernó.
Tan falso unos como otros. Ni Morena pudo comprobar las acusaciones de la corrupción del PRIAN, ni éstos últimos tienen cara para probar más allá de los rumores que propalan, ahí sí, la inteligencia gringa de que en México cogobierna el narco.


