
Expansión Política
Lidia Arista
En un año de gobierno, la presidenta Claudia Sheinbaum asegura que la estrategia de seguridad funciona para frenar las muertes violentas; expertos alertan de reclasificación de delitos.
“En 12 meses hemos reducido el homicidio doloso en 32%”, así la presidenta Claudia Sheinbaum resaltó ante miles de mexicanos reunidos en el Zócalo de la Ciudad de México que su estrategia de seguridad da resultados.
Antes de que la presidenta Claudia Sheinbaum tomara posesión en septiembre de 2024, al día ocurrían 73.6 homicidios dolosos en el país, sin embargo, un año después esa cifra descendió a 51.9 homicidios diarios, lo que representan 21.7 muertes intencionales menos, de acuerdo con el Secretario de Seguridad Pública del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
La presidenta asegura que la baja en los homicidios se debe a que la estrategia de cuatro ejes que puso en marcha en octubre de 2024 está dando resultados .
Sin embargo, expertos en seguridad pública advierten que la violencia en el país no ha disminuido y que el descenso en las cifras se debe a que los homicidios no están siendo reportados como muertes violentas y que hay una reclasificación de delitos, pues la baja coincide con el repunte de ilícitos como “desapariciones forzadas” y “otros que atentan contra la vida”.
“Si no está el cuerpo, no hay evidencia de homicidio, por lo tanto no hay carpeta de investigación, no hay un número más en homicidios, pero sí hay un número más en los registros de desaparición”, explica Asael Nuche, investigador de la organización Causa en Común.
En el último año mientras los homicidios dolosos reportan una reducción, delitos como homicidios culposos o desaparición muestran un incremento.
“Nos llama la atención que entre enero y septiembre de 2025 se registraron 15,673 homicidios y 26,926 desapariciones, es decir, hubo una disminución, de acuerdo con cifras del Secretario Ejecutivo en el número de víctimas de homicidio doloso, pero simultáneamente un aumento en el número de personas desaparecidas”, agrega Nuche.
El Observatorio Nacional Ciudadano también ha alertado de que mientras el homicidio baja, otros delitos suben.
“Los homicidios dolosos presentan una disminución sostenida, no obstante, se debe de transparentar la clasificación de ‘Otros delitos que atentan contra la vida’”, planteó en un informe con motivo del primer año de Sheinbaum.
La categoría “Otros delitos que atentan contra la vida” reporta entre enero y septiembre 10,844 víctimas, el año pasado fueron 10,616. Sin embargo desde hace un sexenio viene en aumento: en 2018, previo al arranque del gobierno de Andrés Manuel López Obrador ese rubro reportó 7,231 eventos, y fue subiendo y al terminar el sexenio alcanzó los 13,825.
Por ejemplo, en Baja California esa categoría reporta 1,839 víctimas, mientras que los homicidios dolosos 1,195; en Ciudad de México 835 frente a 563 muertes intencionales; en Estado de México 1,186 frente a 1,043 y Tabasco 699 frente a 453.
En materia de desapariciones también se ve un incremento. Del 1 de octubre de 2024 al 30 de septiembre de 2025 se reportaron 14,791 casos, lo que representa un aumento de 17.2% respecto al mismo periodo del año anterior cuando se reportaron 12,620 desapariciones.
Homicidios insuficientes para medir violencia
Armando Vargas, coordinador de seguridad en la organización México Evalúa, explica que la violencia ya no se puede limitar a contabilizar homicidios dolosos, pues ante una posible reclasificación de cifras, han dejado de ser un indicador confiable para medir la inseguridad que atraviesa el país.
“Los homicidios dolosos no son suficientes para estimar el contexto de inseguridad pública y mucho menos el de violencia letal. Cuando ampliamos el abanico a todos los otros delitos que pueden dar cuenta de este problema como el feminicidio, las personas desaparecidas, homicidios dolosos, víctimas de otros delitos contra la vida, estos otros delitos que pueden capturar de mejor manera el contexto de debilidad institucional, las nuevas dinámicas criminales y de violencia en el país”, sostiene.
Más allá de las cifras, el gobierno de la presidenta Sheinbaum enfrenta desafíos en materia de seguridad en estados como Sinaloa y Michoacán.
En Sinaloa prevalece una crisis a causa de la confrontación entre “Los Chapitos” y “Los Mayitos”, facciones del Cártel de Sinaloa, la cual entre enero y octubre ha dejado 1,480 homicidios dolosos con lo que el 2025 se perfila a ser el año más violento para la entidad desde el 2012.
Michoacán es otra de las entidades en las que la violencia no cede. Entre extorsiones y homicidios la entidad ha estado en la polémica por los homicidios del empresario Bernardo Bravo y el alcalde de Uruapan, Carlos Manzo.
Por ello, Vargas, considera que la violencia que atraviesa el país va más allá de cifras.
“El balance del primer año es negativo, no podemos hablar de números en seco y si a eso le sumas que no hay evidencia empírica que nos diga que la estrategia de seguridad se está traduciendo en reducciones de la violencia en territorios muy puntuales eso abona a un balance negativo”, plantea.
No volverá guerra contra el narco
Basada en cuatro ejes, la estrategia de seguridad de la presidenta Sheinbaum ha optado por una confrontación directa al crimen y por la detención de generadores de violencia, con lo que ha dejado atrás la política de su antecesor de “abrazos, no balazos”.
Ante los hechos violentos de Michoacán, la presidenta aseguró que su gobierno no volverá a recurrir a la guerra contra el narcotráfico, la cual envolvió a México en una espiral de violencia.
“La guerra contra el narco, eso no funcionó; al contrario, fue lo que generó esta violencia que apenas estamos disminuyendo, fueron seis años de Calderón, seis años de Peña, y apenas cambió la estrategia”, aseguró el pasado 3 de noviembre la presidenta.
Aunque públicamente la presidenta rechaza haberse alejado de la estrategia de seguridad de su antecesor, su política para enfrentar la violencia pasó de la pasividad a una confrontación directa al crimen similar a lo que se hizo en tiempos de Calderón y que hoy se traduce en más de 35,000 detenidos por delitos de alto impacto y golpes a estructuras criminales.
“Hay un cambio en la estrategia de seguridad que es claro al final de abrazos no balazos, la apuesta por el debilitamiento operativo a través de la inteligencia. Eso es un paso adelante y debe ser reconocido, aunque eso no es suficiente para desmontar al régimen criminal”, agrega Vargas.
Jacques Coste, analista político y colaborador de Expansión Política, plantea que la reclasificación de cifras es peligrosa para el país pues hace creer que la estrategia está funcionando y resta valor a que otro delitos están aumentando.
“Creemos que si se reduce el número oficial de homicidios dolosos se soluciona la violencia en México, pero no es así. Un gran riesgo es que las autoridades locales y federales sigan distorsionando cifras y, con ello, pensemos que la estrategia de seguridad está funcionando, cuando la realidad es que una parte importante de ese supuesto ‘éxito gubernamental’ responde a una simple y llana clasificación engañosa de delitos”, escribió en su columna de junio de este año.


