Opinión

Hay buenas noticias en materia de seguridad.

Por: Manuel Narváez Narváez

Email: narvaez.manuel.arturo@gmail.com

La titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Marcela Figueroa, detalló que el promedio diario de homicidios dolosos pasó de 86.9 diarios a 58.3 entre septiembre de 2024 y este abril, lo que se traduce en una baja de 32.9 por ciento.

Por lo que respecta a Chihuahua, la entidad ya no se encuentra entre los 4 primeros lugares de homicidios dolosos. Las mismas cifras presentadas por el Ejecutivo Federal aseguran que el estado grande descendió hasta el octavo lugar.

La tendencia a la baja es consistente con la disminución del 15 % en relación con los homicidios dolosos cometidos en abril de 2024; así lo expresó César Jáuregui Moreno, Fiscal General del Estado.

Para colocar en su justa dimensión estos datos, primero hay que reconocer que la actual titular del Poder Ejecutivo Federal se vio obligada a modificar la estrategia de combate al crimen organizado implementada por AMLO, por presiones de Donald Trump.

Que nadie se vaya con la finta de que CSP, de mutuo propio, decidió ocuparse de la responsabilidad de dar seguridad a los mexicanos. Pero tampoco hay que escamotear que, de ser cierto, los índices de homicidios dolosos han disminuido.

Igualmente, se reconoce que la administración estatal se ha encargado de hacer frente al maldito flagelo del crimen organizado que azota a la entidad desde la década de los 80.

No se olvide que, al igual que López Obrador, Javier Corral también se hizo guaje para darnos seguridad a los chihuahuenses. Con ambos mandatarios las ejecuciones retornaron a niveles de los gobiernos de Reyes Baeza y Felipe Calderón.

Por si no lo recuerdan, fue este sexenio estatal el que se encargó de los generadores de violencia en Urique, donde fueron asesinados dos sacerdotes jesuitas, y de los reos que se amotinaron y escaparon a sangre y fuego del penal de Ciudad Juárez, dejando a su paso muerte y angustia a la frontera.

Es cierto, la coordinación entre las fuerzas del orden federal y locales ha sido clave para la reducción de las muertes violentas relacionadas con el crimen organizado.

No hay nada que celebrar, en efecto, pero es justo reconocer resultados positivos.

Y no se puede cantar victoria, porque para muestra hay dos botones:

El trágico accidente en el que perdieron la vida 13 personas en las cercanías de Guachochi; presuntamente, el responsable del mortal choque pertenece a una célula del crimen organizado que, en su huida, fue auxiliado por sus compinches.

En otro hecho violento en el que presuntamente participaron civiles armados, varios vehículos fueron quemados en el tramo carretero de Aldama a Ojinaga.

En una de las unidades siniestradas se encontró armamento de alto calibre, según las autoridades.

Si bien es cierto que ahora sí hay interés de combatir con la fuerza del Estado al crimen organizado —por presiones externas o no—, igual de cierto es que vastos territorios del país aún se encuentran bajo el control de los malditos cárteles de la droga.

Como ciudadano, no espero que la autoridad actúe como que nos hace un favor, y lo cito porque la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, presume el programa “Senderos de Paz”, lo cual me parece, sinceramente, una soberana ocurrencia.

En lo que queda de la Constitución, se responsabiliza al gobernante de la seguridad para los ciudadanos y no ciudadanos de este país. Hablar de “sendero de paz” es reconocer un fracaso y que solo se busca recuperar salvoconductos dentro del territorio nacional.

No se trata, entonces, de que el gobernante nos hace el paro en seguridad, sino de que se ocupe de sus responsabilidades constitucionales que protestó para ejercer el cargo.

En lo personal, hace años que no circulo por las carreteras a Ojinaga y a Parral, dos rutas maravillosas de Chihuahua, porque las rúas están intransitables en varios tramos, y porque es peligroso debido a la presencia del crimen organizado.

Deseo que las buenas noticias, con datos comprobados, sigan ocupando los titulares, independientemente de lo que se hizo o se dejó de hacer en el pasado. Cuentan hoy y mañana.

Estoy a favor de toda la fuerza del Estado para recuperar nuestro país.

Es cuanto.

P. D. Política pública es poner atención al desarrollo integral de las regiones. Es tiempo de que México y el mundo se enteren de que Aldama, Coyame, Benavides, Ojinaga, Satevó, Valle de Zaragoza y Parral son destinos turísticos imperdibles y fiables para disfrutar.