
Por: Manuel Narváez Narváez
Email: narvaez.manuel.arturo@gmail.com
Embarrado en su propio estiércol con el que ha manchado la imagen presidencial, el disminuido mandatario federal continúa destrozando la política exterior de México.
En medio del caos que ha provocado con su locura de borrar todo vestigio de las políticas neoliberales y del libre mercado que, con todo y sus injusticias, ha sacado adelante a millones de familias que se han hecho de una profesión, un patrimonio o un negocio; el expríista resentido está determinado a instaurar oficialmente el comunismo en México, pese a las preocupaciones legítimas de la población y de los socios comerciales.
Precisamente es nuestro vecino Estados Unidos -con todo y lo ojetes que han sido con nosotros-, es también nuestro primer socio comercial con el que tenemos un intercambio de casi un billón de dólares; el que ve con temor la postura del régimen comunista de la 4T para enterrar la república, destruir la división de poderes y someter al poder judicial, por lo que se vio obligado a externar sus preocupaciones frente a las violaciones que ponen en riesgo el T-MEC.
Pero fiel a las incoherencias e incongruencias que han caracterizado su régimen, López Obrador se hace el “indignado” y envió una nota diplomática al gobierno estadounidense que lo solapó por cuatro años, para exigirle que no se entrometa en asuntos domésticos.
Nada más lejano de la prudencia y lucidez, cualidades de las que carece el ´mesías de Morena´, para reclamar una intervención en los asuntos del país, cuando en los hechos López Obrador trabó en estos seis años diabólicos, pleito con el gobierno español, con el de Ecuador, con el de Ucrania y con los Estados Unidos, precisamente por entrometerse en asuntos de los que ahora se queja.
Este enano de la política se hace el olvidadizo y arrastra consigo al rebaño ovejuno que lo idolatra en su mitómana carrera por la desinformación, cuando fue él quien presionó el débil presidente Biden para que le devolviera al general Salvador Cienfuegos, detenido en Los Ángeles, California, por sus presuntos nexos con el crimen organizado.
El destructor de Instituciones y flagrante chacal de los Derechos Humanos, se hace el occiso cuando fue él quien viajó a la Casa Blanca en su única salida al extranjero, para descoserse en elogios frente al presidente Trump, el más antimexicano que existe, a cambio de la entrega del fugitivo César Duarte, similar exgobernador de Javier Corral.
Así se la pasó entrometiéndose en asuntos que solo atañen a los estadounidenses, es decir, en temas legislativos y electorales, en por lo menos 20 de sus mañaneras.
Y en el más reciente escándalo al que ha arrastrado la investidura presidencial, el émulo de Nicolas Maduro y ferviente adulador de Fidel Castro, busca limpiar el nombre del capo Mayo Zambada, a través de una petición por el supuesto secuestro del que fue ´víctima´ a manos del chapito Guzmán.
Este sujeto no tiene perdón de Dios. La neta qué decepción e impotencia se siente haberle permitido que llegara a la presidencia de la república para autoerigirse como el dueño absoluto de la verdad, en un pregonero del comunismo empobrecedor y en un vulgar marrullero.
La suerte está echada, se impone la sinrazón de una mayoría legislativa artificial y abyecta para desaparecer el poder judicial y los órganos autónomos, y construir uno sumiso a los intereses de Claudia, o el gobierno estadounidense nos hace la balona de rescatar a la república, como no fue capaz de hacerlo una oposición sorda, muda y ataraxica.
Es cuanto.