Más adorables y cercanos: Los mapaches podrían convertirse en la próxima mascota de Estados Unidos.

BBC
Nardine Saad
Conocidos cariñosamente como pandas de la basura, estos mamíferos enmascarados famosos por hurgar en los contenedores de basura en busca de comida fácil están evolucionando en función de su proximidad a los humanos, e incluso están empezando a parecer más adorables, según un nuevo estudio.
La evaluación de casi 20.000 fotografías reveló “una clara reducción en la longitud del hocico” en los mapaches urbanos en comparación con sus primos rurales, un cambio físico consistente con las primeras etapas de domesticación observadas en gatos y perros.
Algunos de los que han sido adoptados como mascotas se han convertido en celebridades de TikTok. Un perro especialmente audaz, que rebuscaba en la basura, incluso cruzó corriendo el campo durante un partido de la Major League Soccer en Filadelfia el año pasado.
Estos mamíferos de cola rayada, también apodados “bandidos del patio trasero”, están ampliamente distribuidos por todo el territorio continental de Estados Unidos.
Su capacidad para prosperar tanto en entornos salvajes como urbanos les ha llevado a ocupar un lugar inusual en la vida estadounidense: mascotas queridas en algunos barrios, plagas persistentes en otros.
Según un estudio publicado en la revista Frontiers in Zoology, la proximidad a los humanos podría indicar que las criaturas se sienten cada vez más cómodas a nuestro alrededor o, científicamente hablando, que están atenuando sus respuestas innatas de huida.
El suavizado de sus rasgos podría deberse a cambios en su respuesta de lucha o huida a nivel celular, según indica el estudio.
Esta domesticación urbana comienza con la basura, según explicó a Scientific American Raffaela Lesch, coautora del estudio y profesora de la Universidad de Arkansas en Little Rock.
“La basura es realmente el detonante”, dijo. “Dondequiera que van los humanos, hay basura, y a los animales les encanta nuestra basura”.
Pero para aprovechar este festín inagotable, la fauna silvestre debe encontrar un delicado equilibrio: ser lo suficientemente audaz como para hurgar en la basura y desenvolverse en entornos humanos, pero no tanto como para representar una amenaza.
“Si tienes un animal que vive cerca de los humanos, tienes que comportarte lo suficientemente bien”, dijo Lesch. “Esa presión selectiva es bastante intensa”.
Según los autores, este hallazgo es consistente con el “fenotipo del síndrome de domesticación”.
El síndrome de domesticación —cambios anatómicos y morfológicos como colas rizadas, orejas caídas, despigmentación, cerebros más pequeños y esqueletos faciales reducidos— se citan comúnmente como algunos de los rasgos más destacados, según el estudio.
Esos rasgos también se observan en mascotas domésticas más comunes, como los perros que evolucionaron a partir de los lobos.
Los autores del estudio también plantearon la hipótesis de que se cree erróneamente que el proceso de domesticación es iniciado por los humanos, quienes han capturado o criado selectivamente animales en el pasado.
Según indicaron, el proceso podría comenzar mucho antes de lo que se pensaba, especialmente cuando los animales se habitúan a los entornos humanos.
“Solo los animales con respuestas de huida (o lucha) atenuadas tendrían mayor éxito”, escribieron los autores. “Esto convierte las etapas iniciales del proceso de domesticación en un proceso de selección natural pura”.


