Opinión

En Chihuahua hay tiro.

Por: Manuel Narváez Narváez

Email: narvaez.manuel.arturo@gmail.com

Con la marcha del domingo y el relanzamiento el PAN traza ruta para las elecciones del 2027. Las locales y las intermedias federales.

Acción Nacional busca resistir a las tentaciones de traición, reivindicar principios y valores, pero sobre todo mantener la unidad y buenos resultados de sus gobiernos para llegar competitivos a los comicios donde se renueva el gobierno del estado, ayuntamientos, sindicaturas, diputados locales y federales.

Miles de simpatizantes se unieron a la dirigencia nacional, a la gobernadora, a alcaldes y a legisladores para marchar desde emblemático parque Lerdo hasta la intersección de la peatonalizada avenida Independencia y la calle Libertad.

Los oradores se pronunciaron a favor de la vida, la patria y la libertad, entretanto que la oradora principal, Maru Campos, dejó en claro que ¡Chihuahua no se entrega!

Acudieron a la cita el presidente nacional del PAN, Jorge Romero, la gobernadora Maru Campos, el senador Mario Vázquez, los alcaldes Marco Bonilla y Jesús Valenciano, el diputado local Alfredo Chávez, las diputadas federales Manque Granados y Rocío González, la dirigente estatal Daniela Álvarez, el Fiscal César Jáuregui, el secretario de Hacienda Jesús Granillo, entre muchos funcionarios más.

Chihuahua representa uno de los 4 bastiones del PAN y se encuentra entre las 8 entidades donde Morena aún no ha llegado; sin embargo, el partido oficialista y el régimen presionan para obtener la gubernatura en 2027.

La demostración de fuerza y arrastre cumplió con las expectativas de presentar al PAN como una opción real para ganar el gobierno del estado.

La concentración masiva de ayer solo es el principio del enorme trabajo que les queda por delante, no solo al partido, sino a la gobernadora, a los alcaldes, diputados, síndicos y regidores, para demostrar que son diferentes al régimen y que son capaces de dar buenos resultados.

La ruta hacia la gubernatura no será por la pavimentada, sino por la terracería, esa que es sinuosa, dispareja, lodosa, con madrigueras ocultas de donde salen animales peligrosos y venenosos que pican o muerden a todos por igual.

Fue un evento estrictamente panista, donde se evitó cualquier alusión a las alianzas, pero independientemente de que la dirigencia nacional ya dijo que irán solos, la verdad es que, al menos en Chihuahua, el partido no gana sin los votos del PRI y/o de MC. No en la gubernatura.

Si bien es cierto que el alcalde de la capital Marco Bonilla lleva la delantera por la candidatura, indiscutiblemente requiere la alianza con la sociedad y el sector empresarial, pero también con otras fuerzas políticas.

Cierto es también que una alianza partidista puede alejar a sectores radicales del panismo y perder perfiles hasta ahora identificados con el PAN que, eventualmente, van a buscar refugio a las filas de Morena y sus aliados.

Azules, tricolores y naranjas tienen 20 meses para ponerse de acuerdo. Esto implica ceder en las pretensiones personales, abortar chantajes y anteponer, como aseguran en sus discursos, que la democracia, patria y las libertades están primero.

A diferencia del PAN, Morena sí enfrenta profunda división interna. La disputa entre los Ariadnistas, de la Secretaría del Bienestar, el grupo Tabasco que empuja a la senadora Chávez y el alcalde de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, puede fragmentar los votos y alejarlos de la posibilidad de gobernar Chihuahua.

Hay que decirlo también, el régimen cuenta con recursos públicos suficientes para repartir a adultos mayores, jóvenes y mujeres e inclinar la balanza a su favor.

Tampoco es un secreto a voces que ciertos funcionarios y militantes del PAN grillan para ofrecer su apoyo a Cruz Pérez Cuéllar, en caso de que éste consiga la nominación.

Estas traiciones son comunes. Pasó en el sexenio de Pancho Barrio, Patricio Martínez, Reyes Baeza, César Duarte y Javier Corral, con este último se apostaron las canicas a favor de Juan Carlos Loera, siempre y cuando no fuera Cruz Pérez C., y para dejar fuera a Maru Campos. Perdieron.

Ahora la tirada sería que Andrea Chávez no sea la candidata, lo cual es casi seguro debido a los escándalos que persiguen a su mentor político, Adán Augusto López; sí Ariadna Montiel o Cruz Pérez Cuéllar C.

Sin embargo, contrario a lo sucedido con Javier Corral, que buscaba joder a Cruz y a Maru, los que traicionarían al PAN enfrentan una realidad muy distinta porque las aspiraciones de Bonilla se ven muy sólidas y el futuro político de Maru tiene su resorte en heredar el gobierno a un panista.

Hay dos acontecimientos que marcan un viraje a lo que viene sucediendo en cuanto a las traiciones palaciegas. Una es la arrogancia de Cruz Pérez Cuéllar que ya actúa como si fuera el candidato y la otra fue la provocación a la mandataria de que va a entregarle a él el gobierno del estado.

La llamita de la esperanza ya está encendida y el cierre de filas en torno a liderazgo de Maru Campos, atestiguado por la dirigencia nacional, alienta a las huestes albiazules a pelear al tu por tu la gubernatura de Chihuahua.

No hay nada escrito, pero por la víspera se conocen los días. Las alianzas partidistas son indispensables para equilibrar fuerzas. De eso no hay duda.

Falta mucho o falta poco, como quieran verlo. Lo que sí es que ambos bandos llegan con aciertos y desaciertos, pero ninguno sale ileso del desgaste natural de gobernar.

Por lo que se ve, en Chihuahua hay tiro, pésele a quien le pese.

Es cuanto.