Opinión

Fui, voté y me largué.

Por: Manuel Narváez Narváez

Email: narvaez.manuel.arturo@gmail.com

Es la primera vez en mi vida que acudo a las urnas con un profundo pesar; sin embargo, cumplí mi palabra con quienes me comprometí.

Desde 1985 que estrené mi credencial de elector, jamás había sentido tanto desinterés y decepción, pero puedo asegurar como lo mencioné en mi colaboración anterior a esta, que una leve esperanza en mi corazón me inspiró a hacerlo.

La elección para elegir a candidatas y candidatos a jueces, magistrados y ministros fue como en los tiempos de la dictadura perfecta priísta, con toda la maquinaria del Estado para imponer a los incondicionales de Morena en el poder judicial.

La desesperación de la 4T y de las sumisas autoridades electorales para incentivar el voto, fue una clara muestra del descontento popular de cómo liquidaron al poder judicial, destruyeron la división de poderes y sepultaron a la República.

Una bajísima votación resultaría contradictoria a la narrativa populista de la aprobación de la mandataria con los resultados en las urnas.

Como lo mencioné en colaboraciones anteriores, los pronósticos de votación no superaron ni el 10%, según sondeos de medios y casas encuestadoras.

Encendidas las alarmas, la presidencia de México, legisladores de la 4T y el gobierno del estado en el caso de Chihuahua, metieron el acelerador los últimos días de campaña para incentivar el voto.

Aunado al desinterés del electorado, las predicciones de que el partido oficialista y la administración estatal repartirían acordeones con los nombres de las candidaturas que les favorecen a sus intereses, se cumplieron. Ambos bandos cumplieron los pronósticos.

Por su parte, la actuación del árbitro electoral (INE y TEPJF), además de abyecta, ha sido vergonzosa. Primero advirtió sanciones para Morena por la entrega de acordeones, luego se desdijo y dio el aval para que los electores acudieran a las urnas con sus respectivas cartas marcadas.

Mientras el circo de la promoción de la elección seguía su curso, la desmoralizada y casi invisible oposición del PRIAN y MC, a través de voceros de la vieja y nueva guardia hacían hasta lo imposible para desacreditar el proceso. Las marchas en contra fueron lastimosas.

Tampoco es que le haya faltado razón a la oposición cuando denunciaron el marranero de las reformas que parieron la bastarda elección judicial, solo es que no tienen cara para boicotearla porque ellos mismos legitimaron a Claudia Sheinbaum y al congreso federal cuando protestaron las escasas curules y escaños que les dejaron.

Por si fuera poco, la desacreditada Organización de Estados Americanos (OEA), la Comisión Internacional de los Derechos Humanos y la inoperante ONU se pronunciaron tardíamente con ineficaces y titubeantes informes de posibles riesgos y presuntas violaciones a los derechos humanos de los jugadores en el proceso de las reformas constitucionales.

Ni los observadores internacionales que vinieron a “atestiguar” la elección judicial, tienen el alcance operativo, mucho menos los tamaños para desconocer el complejo, complicado y manoseado proceso electoral dirigido y organizado por un árbitro que descarada y cínicamente opera en favor del régimen comunista de México.

A guisa de ejemplo de lo que se venía, en la sección donde me tocó votar (ESPABI), fue distinta a la que acudí a votar en los últimos 15 años (MADISON).

Al filo de las 12:19 ingresé a una oficina cuya superficie no superaba los 20 metros cuadrados. Ahí estaban instaladas dos casillas, 4 mamparas, unos 8 funcionarios de casillas y quizás unas 20 personas sentadas en el piso, otras detrás de los funcionarios y junto las bolsas transparentes que contenían cientos de boletas de diversos colores; marcando los recuadros a llenar.

Me tomó 23 minutos marcar los espacios con los números de las candidaturas que ya llevaba identificadas en mi celular. Todas con pleno conocimientos de sus capacidades y trayectorias porque las entrevisté y a otros ya los conocía.

Confieso, en la papeleta para ministros de la corte anoté “CHASM el régimen que destruyó la división de poderes en México”. De ninguna manera legitimaría el asalto a la corte por una burra, una plagiaria de tesis profesional y cónyuge de un magnate favorecido con contratos por el régimen, y de otra fanática impuesta por YSQ.

Honestamente, no había fila en la casilla en la que voté, ni en otras dos de la colonia Fovisstea a donde fui a dar una vueltecita para cerciorarme de la afluencia de electores.

No creo que el número de votantes pase de 150, al menos en esas tres casillas que pude observar.

Por lo pronto hay que esperar que el árbitro vendido dé a conocer datos de participación y los nombres de los más votados.

Sin más ni más, DEP la división de poderes y la República.

Es cuanto.

P.D. Deseo fervientemente que todas aquellas personas que compitieron de buena fe y no hayan salido favorecidas, alimenten la esperanza y aniden el ideal de recuperar a la patria. Les toca liderar las batallas que se necesitan.