
Por: Manuel Narváez Narváez
Email: narvaez.manuel.arturo@gmail.com
Residentes de El Reliz, al surponiente de la ciudad, quieren hacerse escuchar para buscar soluciones a lo que denominan “caos vial”.
Como lo comenté ampliamente meses atrás, la zona de El Reliz, en donde los últimos diez años se ha registrado un crecimiento urbano impresionante, ya representa fuertes desafíos para la autoridad y para los residentes.
Indiscutiblemente dicha zona se ha convertido en un gran atractivo para muchas familias, jóvenes y estudiantes porque cuenta con todos los servicios; además de escuelas, universidades, farmacias, consultores médicos, restaurantes, supermercados, áreas verdes y de esparcimiento.
También hay que decirlo, las rentas y la adquisición de una propiedad exige altos ingresos.
Por esos atractivos, esta zona, quizá la de más desarrollo urbano acelerado de la ciudad, le ha pasado factura.
La carga vehicular es tan fuerte como en los 4 puntos cardinales de la capital, pero a diferencia de otras vialidades saturadísimas en horas pico (casi todo el día y tarde-noche), El Reliz no tiene el problema del tránsito pesado, es decir, de tráileres (con doble remolque) y camiones de carga, salvo los que transportan materiales de construcción que transitan de lunes a sábado.
A causa de la terrible carga vehicular en horarios de entradas y salidas al trabajo y escuelas, el tramo comprendido entre la conexión que hace la lateral del periférico De la Juventud con la vialidad Teófilo Borunda, hasta la entrada a la UVM, y de regreso hasta la conexión con el trébol que conecta con la Ortiz Mena, los accidentes, mortales también, son frecuentes.
Como lo destaqué en colaboraciones anteriores, de lunes a viernes promedian tres choques, a veces más. Esto sin duda incrementa el costo de los seguros para autos por la alta incidencia de colisiones.
La tragedia ha cobrado varias vidas, al menos una docena en 10 años, debido a la imprudencia con la que circulan automovilistas que rebasan por mucho los límites de velocidad. El último, apenas la semana pasada, cuando un estudiante de la UPCh arrolló y mató al intendente de la institución educativa.
Ya se ha advertido a las autoridades correspondientes de la situación, particularmente de jóvenes universitarios de la UVM, La Salle y la UTCh que toman la vialidad como pista de carreras y de arrancones.
De igual manera es notoria la prepotencia -se presume- de conductores en pick ups blancas como las que usan policías, ministeriales y escoltas, algunos sin placas, que transitan a altas velocidades y cambian de carril de forma intempestiva.
Como respuesta a la situación, la autoridad vial ha montado retenes para multar a quienes violan el reglamento, esto, mientras inician los trabajos para la construcción de la gaza que desahogará el embudo que se hace en la Teófilo Borunda y el trébol que conecta al Ortiz Mena.
Por su parte, vecinos de 30 comités del sector han anunciado que acudirán con las autoridades para buscar soluciones a la seria, muy seria problemática.
Llama la atención que se autonombran “Revolución Reliz”, lo que sugiere un tufo a grilla.
En estos tiempos en que cualquier tema relacionado con los servicios públicos, salud, seguridad, etc., lleva un alto grado de intencionalidad política, ensucia un reclamo legítimo con una oportunidad de rentabilidad electoral.
El interés por buscar soluciones me parece encomiable. En el entendido de que Gobierno y sociedad somos parte del problema y también de la solución.
Queda claro que la situación ha llegado a un punto extremadamente delicado, porque se descuidó el tema desde hace varias administraciones, dándole rienda suelta a los desarrolladores para construir a lo bestia y a los comercios para desestimar las exigencias de espacios para estacionamientos, entradas y salidas sin restringir carriles y conexiones a las redes de servicios que tiene en mal estado varios tramos de la vialidad Teófilo Borunda.
Por parte de los ciudadanos, hay que despojarse de los egoísmos porque no es posible que usen los autos hasta para ir a la tienda. En horarios de entrada y salidas de escuelas se adueñan de hasta tres carriles -como en San Felipe, Panamericana y otras-, y les vale restringir un carril para comprar en Dairy Queen, Caffenio y Alsuper, en zona Reliz.
El problema de vialidad en la ciudad es de muy serio a grave, y no se va a solucionar en un año. Mientras haya poder de compra para autos nuevos y sigan autorizando decretos para importar autos usados de USA, el parque vehicular seguirá creciendo a un ritmo muy superior a la construcción de nuevas gazas y vialidades.
Insisto, como en anteriores ocasiones, debemos estar abiertos a medidas drásticas para mejorar la vialidad en la ciudad y bajar los índices de contaminación que ya son muy visibles.
Tomemos en cuenta que más de una tercera parte de los automóviles transitan con placas vencidas y adeudan millones al erario.
Es evidente que un gran porcentaje son automotores de alta gama, por lo que se antoja que no pagan por brochas e irresponsables.
Los que pertenecen al grupo de presión “retén ciudadano”, ligado al partido político de moda, conducen modelos atrasados de autos, otros no tanto que incluso a algunos se les puede ver en los centros comerciales y estacionados impunemente en lugares prohibidos.
Sea pues el reclamo de los vecinos organizados la vía para buscar solución a la problemática de vialidad en la ciudad, pero decirlo NO categóricamente a los que por motivaciones políticas pretendan enredar el asunto para sacar renta electoral.
Atiéndase ya la situación, porque si empeora, que nadie se diga sorprendido.
Emplazados estamos.
Es cuanto.