Por: Francisco Flores Legarda.
De nueva cuenta vuelvo a insistir que actores políticos, gobernantes, ciudadanos no dejamos de señalar que estamos ante un proceso electoral “historico”. ¿Qué tiene de historico? En todos los procesos electorales se dice lo mismo. Esto solo es más de lo mismo. Parece que estamos jugando a la matatena, cuando menos de niños tuvimos la oportunidad de jugarla.
Denise Dresser en su libro “Qué sigue”, es clara en las posiciones de poder en nuestro país, el desencuentro ante la falta una democracia real dirian los Ingreses.
“El lider (o la lider), asegura que representa a voz del “pueblo”, emprende una cruzada contra quienes determina que nor forman parte de él, y pinta a críticos u opositores como corruptos, golpistas, subversivos, antipatróticos, o instrumentos de intereses extranjeros. Proclama que sus rivales representan una amenaza existencial a la “seguridad nacional” Ulitiza la narrativa de “ellos” contra “nosotros” en un amplio rango de temas, y vende a los competidores como enemigos y traidores. Explota agravios sociales legítimos para acentuar divisiones y polarizaciones preexistentes”
“El lider (o la lidere) que llega al poder através de elecciones democráticas atada -desde adentro – a instituciones y normas, con el apoyo de alguna porción de electorado. Eso exacerba la disfuncionalidad del Estado, y aumenta la insatisfaccón con el andamiaje institucional. La falta de confianza de las políticas públicas, y la captura del gobierno por sus facciones más extremistas”
La democrácia es lo que la gente quiere, la tecnocracía es la que gente necesita. Salgamos a votar no solo por votar, hagamoslo por lo que necesitamos y hacer una lado lo que no necesitamos.
La frase atribuida a Baudelaire, “El mayor truco del diablo ha hecho, fue convencer al mundo de que no existía”. Agrego: “Por amor a la humanidad”
Lo narrado a continuación viene a ser una parte de la historia de la democracia desde siglos antes de Cristo, nada viejo, siempre nuevo.
En el siglo VI A.C., Atenas atravesaba un delicado momento institucional. Varias décadas después de las reformas democráticas de Solón, la polis estaba gobernada por el tirano populista Pisístrato. En un intento por crear una monarquía hereditaria, Pisístrato dejó en el poder a su hijo Hippias.
Pero Hippias no era un gobernante tan hábil ni carismático como su padre. Se volvió opresivo y empezó a ser resistido por los atenienses. Así es como irrumpe en la historia Clístenes, miembro de una familia de larga tradición en la polis. Clístenes lideró una rebelión popular. Con la ayuda del ejército de la vecina Esparta, consiguieron derrocar a Hippias.
El objetivo de Clístenes no era reemplazar la tiranía de una familia por la de otra. Entre 508 y 507 A.C., implementó un paquete de reformas políticas que cercenaron el poder de la aristocracia y ampliaron el del pueblo. Nacía, de esta forma, la primera democracia de la historia (aunque, en rigor a la verdad, Clístenes no la llamaba demokratia, gobierno del pueblo, sino isonomia, igualdad ante la ley).
Antes de las reformas, Atenas estaba organizada en cuatro tribus unidas por lazos de sangre. Clístenes la reestructuró en 10 tribus, donde cada una tenía miembros de las tres regiones geográficas del Atica (ciudad, montaña, costa). La polis se subdividió en unas 150 pequeñas unidades políticas llamadas demes.
El objetivo de este recorte transversal era que los atenienses empezaran a concebirse como ciudadanos de la polis y no como miembros de familias y de regiones. Los ciudadanos agregaron el nombre de su deme al apellido paterno. El nombre completo de Sócrates era: “Sócrates, hijo de Sofronisco, de la deme de Alopece”.
Durante la tiranía de Pisístrato e Hippias, Atenas tenía un gobierno corrupto y clientelista.
Clístenes introdujo los sorteos para la designación a cargos públicos. Cada año, 50 miembros de cada tribu eran sorteados con un bolillero llamado kleroteron, para formar parte del Consejo de los 500 (boule), encargado de la gestión corriente del gobierno. Se esperaba que todos los ciudadanos participaran en el Consejo al menos una vez en su vida. El Consejo proponía leyes a la Asamblea, que se reunía cada diez días. Todos los ciudadanos participaban.
Clístenes democratizó la justicia. La mayoría de los conflictos se resolvían en tribunales populares. Para evitar corrupción, los juicios tenían entre 200 y 5000 jurados elegidos por sorteo el mismo día del juicio. Un tribunal superior (el equivalente de nuestras Cortes Supremas) juzgaba casos severos como homicidios.
Las reformas de Clístenes descentralizaron el poder y democratizaron la sociedad ateniense. Quitaron el poder de manos de la aristocracia y lo pusieron en manos del pueblo.
No es claro qué pasó con Clístenes después de las reformas. Los registros históricos no hablan más de él. Simplemente se evaporó. Por eso, algunos historiadores creen que el personaje histórico nunca existió. Dicen que es un nombre de fantasía de la tradición oral griega. Otros creen que sí existió, y que su desaparición después de las reformas obedece a un exilio autoimpuesto.
Clístenes fue el catalizador de las reformas que construyeron la democracia en Grecia y Occidente… y luego se corrió de escena. Creó la nueva tecnología de gobierno y la dejó en manos del pueblo. Tal vez porque sabía que seguir en el lugar central podía derivar en una nueva tiranía. Clístenes derrotó a un tirano populista, creó la primera democracia del mundo… y desapareció. Hoy se lo considera el padre de la democracia.
¿Quiénes son los malos y los buenos en México?
Salud y larga vida.
Profesor por Oposición de la Faculta de Derecho de la UACH.
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