Opinión

Arrrrrrannncan.

Por: Manuel Narváez Narváez

Email: Narvaez.manuel.arturo@gmail.com

Con los tiempos las reglas cambian, por eso la caballada, o galopada, por la gubernatura arrancó con la venia de la gobernadora.

Lo de hoy es que las reglas relativas a los procesos electorales es letra muerta, Morena y el presidente de México se encargaron de aplicarles los santos óleos desde 2021, previo al destape de las “corcholatas”.

Recién salimos de la elección presidencial, solo falta calificarla y declarar la validez de la misma que, si en este país prevaleciera el Estado de Derecho, debería anularse; sin embargo, la calentura por suceder a Maru Campos en el gobierno, se ha propagado.

La sucesión se calentó antes de tiempo, lo cual puede resultar negativo para la entidad y para la administración estatal, dadas las condiciones de violencia política ejercida en contra de aspirantes y candidatos en todo el país, así como la animadversión de legisladores de Morena hacia la gobernadora, y el castigo de la federación a Chihuahua.

A tres años de la elección para elegir al o sucesora de Maru Campos, por el lado del PAN ya se abrieron de capa varones y mujeres.

Por los resultados mixtos en Chihuahua, donde la coalición Morena/PVEM/PT ganó la mayoría de las posiciones federales, y a nivel local la coalición PAN/PRI/PRD sacó la mejor tajada; se espera una contienda muy reñida.

En el marco del relevo de la dirigencia estatal del PAN, que no es cualquier cosa, toda vez que él o la sucesora de Gabo Díaz, deberá contar con un perfil maduro, trayectoria intachable, con empatía no solo hacia la militancia, sino también con la sociedad en general.

Quien lleve las riendas del partido deberá tejer alianzas no solo partidistas, sino también los más vulnerables, porque sería un error apostarle solo al voto corporativo que suele ser impredecible, voluble y traicionero.

Es imperativo que él o la presidente de Acción Nacional tenga personalidad propia y carácter para conjugar las ideas e influencia de la gobernadora y su equipo, porque de continuar con la forma tradicional de sumisión, se debilitarían el partido y el gobierno.

Ya hay tiradores y tiradoras, lo malo es que van etiquetados de antemano por los grupos enquistados dentro de Acción Nacional.

Las mujeres que suenan para relevar a Gabo Díaz, están Daniela Álvarez, exdiputada local y federal, aguerrida y con excelentes relaciones con palacio, y Margarita Alvidrez, secretaria general actual, muy apreciada hacia el interior del partido

Por los varones, Arturo García Portillo, exdiputado federal y coordinador del gabinete de Marco Bonilla, cuenta con amplia experiencia dentro del CDE y CEN del PAN, estratega electoral y con el colmillo para dirigir al partido; y Hugo Gutiérrez Dávila, actual secretario de Educación, exdiputado federal y funcionario con una trayectoria de más de 25 años en el ámbito local y federal, tiene la templanza para llevar a buen puerto al PAN.

La caballada, como se denominaba antes a las y los que aspiraban a la candidatura presidencial, en el caso de Acción Nacional a nivel estatal luce fuerte, atractiva y con posibilidades de detener el avance de Morena.

Marco Bonilla Mendoza sería el candidato natural por haber ganado la relección en la capital del estado, el segundo municipio con el mayor padrón electoral. Es joven, viene de la cultura del esfuerzo, su perfil es un enlace perfecto entre los adultos y la juventud, además ha tenido un desempeño destacado al frente de la alcaldía, no en vano dobló en votos a su contendiente de Morena.

César Jáuregui Moreno es, sin la menor duda, el político más completo con que cuenta el PAN en Chihuahua. Ha sido coordinador parlamentario en dos ocasiones, secretario de los ayuntamientos de Juárez, Delicias y Chihuahua, secretario general de gobierno y Fiscal del estado. Si alguien tiene el colmillo, la experiencia política y la trayectoria partidista para ser candidato, es él.

Por el lado de las mujeres, si bien no tiene añejamiento dentro del PAN, sí ha sido una destacada funcionaria. Es disciplinada y confiable en las tareas que le han sido encomendadas, y ahora como diputada federal electa por el sexto distrito de Chihuahua, tendrá la oportunidad de demostrar que tiene el talento y el talante para ser gobernadora. Se trata de María Angélica “Manque Granados” Trespalacios.

Hay otros zainos a los que el cargo les permite juguetear con la aspiración, legitima, claro está, pero que su influencia es muy regional, y a decir verdad, no tienen la estatura que se requiere para el reto que se le presenta al PAN en 2027.

María Eugenia no es ingenua, eso ha quedado demostrado. El tamaño de sus enemigos y el calibre de los ataques que recibe son equiparables proporcionalmente a las chingas que les ha parado a propios y extraños.

La gobernadora en su carácter de líder del PAN en la entidad, debe cuidar que la caballada o galopada no se vaya a descontrolar y luego anden con traiciones. Que abrace la elección del o la dirigente del partido para que la inmensa mayoría militante quede satisfecha, y goce de la venia de los grupos económicos y de la sociedad en general.

El PAN de Chihuahua es fuerte y tiene en la gobernadora su mejor activo. El resultado de la sucesión gubernamental va a depender en gran medida de la elección de su dirigente y de la elección del o la candidata, sin menoscabo de las alianzas con la ciudadanía y los que menos tienen.

Lo que está en juego es uno de los últimos oasis de libertad en el país, y en Morena hay dos perfiles que pueden provocar la alternancia. De eso hablaré en la siguiente entrega.

Es cuanto.