Opinión

Salió más caro el caldo que las albóndigas.

Por: Manuel Narváez Narváez

Email: narvaez.mabnuel.arturo@gmail.com

La secuencia natural de los días no delimita la prosperidad o la calamidad del futuro, cierto, pero en nuestra tradición el inicio de un nuevo año lleva la vibra de los buenos propósitos para que sea mejor que el anterior.

Para dar la bienvenida al 2024 debo reconocer que no hay mayores valores y virtudes que la vida, la salud, la libertad, la seguridad y el trabajo.

Abordo con responsabilidad lo que hemos vivido en estos 5 años bajo el gobierno de la 4T, con AMLO al frente, el individuo que desertó del PRI tras 25 de militancia, y desafío al sistema, es decir, a los que él llama neoliberales, hasta alcanzar la presidencia después de tres campañas electorales (12 años).

La ausencia de López Obrador de los registros laborales, del sistema tributario, de los registros púbicos y del comercio durante más de dos décadas, sembró la duda sobre el origen de los recursos con los que subsistieron él y su familia, además de las prerrogativas del PRD, partido del cual fue fundador.

Haiga sido como haiga sido, 30 millones de electores le otorgamos en el 2018 el beneficio de la duda para que tomara las riendas del poder. El discurso del candidato de izquierda sonaba atractivo en comparación con el de los conservadores del PRI y del PAN.

Enrollado con la bandera de la esperanza, combate frontal a la corrupción y primero los pobres, Andrés Manuel inició su mandato el 1 de diciembre de 2018.

Hubo destellos de que la esperanza se convertiría hechos, en una nueva realidad para México.

La reducción a la mitad del IVA en la frontera norte, el aumento a los salarios mínimos y la desaparición de las garitas interiores fueron mensajes positivos.

El aumento a las pensiones de los adultos mayores y becas para estudiantes entusiasmaron, a mi mucho porque coincidía con la agenda legislativa que impulsé en el congreso local entre 2004/2007.

El anuncio de la construcción del Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y la cancelación del NAICM por supuestos actos de corrupción, para ampliar y modernizar el de Santa Lucía operado por las fuerzas armadas, nos hizo levantar las cejas.

Los recursos para ese tipo de obras, generalmente faraónicas por su elevado costo y contradictorias a las políticas públicas responsables, implicaron recortes a programas y fideicomisos que, en su mayoría, beneficiaban a millones de mexicanos.

El jalón de cobija para alimentar las obras insignias de la 4T y de AMLO, dejó sin guarderías a cientos de miles de niños, sin medicamentos a menores con cáncer, sin recursos al campo y a productores en todo el país, sin mantenimiento a la red carretera, debilitó la seguridad, hundió el sistema de salud, desapareció el fondo para atender desastres y fundió el fondo de estabilización.

López Obrador se quitó la máscara y mandó al carajo a las instituciones, pero sobre todo enterró el discurso, la narrativa, la respuestas y soluciones que tenía para los problemas generados por los gobiernos “conservadores”.

Embriagado de poder se despojó de la congruencia -si es que alguna vez la tuvo-, pues mandó a las fuerzas armadas a las calles y las convirtió en un corporativo empresarial; ignoró las consecuencias del cambio climático, como las originadas por el huracán Otis en Acapulco, consintió la tala de 10 millones de árboles para dar paso al tren Maya, y se aferró a la refinación de combustibles supercontaminantes.

De la supuesta corrupción en la construcción del NAICM, no tan solo cargó a los contribuyentes 300 mil millones de pesos por su desmantelamiento, sino que premió con más contratos a uno de los presuntos implicados, su consentido, el más consentido, Carlos Slim.

La bandera de combate a la corrupción la pisoteó y dejó hecha girones. Hoy México es más corrupto con AMLO, porque descendió 6 lugares en el ranking mundial en este rubro.

El falso discurso de la honestidad valiente exhibió que solo era demagogia pura. El grupo Atlacomulco al cual pertenecen el “corrupto” Peña Nieto y el “vende patrias” Salinas de Gortari, ya se adhirió completito a Morena para consolidar el PRIMOR. Hoy es grupo 4tlacomulco.

Hoy México más endeudado que nunca. Pero tenemos peso fuerte.

Las ocurrencias faraónicas de López Obrador como la cancelación del NAICM, el Tren Maya, Dos Bocas y el desfalco en Segalmex, nos han costado un billón trescientos quince mil millones de pesos. Sin contar la contratación de deuda por un billón setecientos mil millones de pesos para gastar en el año electoral.

México el país más mortífero del planeta.

Con el gobierno “humanista” esta nación ha superado los 173 mil muertos como consecuencia de la impunidad con la que opera el crimen organizado.

Por el pésimo manejo de la pandemia contra el Covid-19, ocupamos el quinto lugar a nivel mundial. Pero tenemos la mayor farmacia del orbe.

En resumidas cuentas. México y los mexicanos estamos peor ahora que gobierna el PRIMOR, que cuando gobernaba el PRIAN.

En seis meses enfrentamos la peor elección de Estado en la historia de este país, y los jóvenes tienen la decisión de condenarse así mismos por no informarse y dejarse llevar por el tik tok e inlfuencers, o cambiar el desempleo, la pésima educación y la muerte a corta edad por culpa del narco, si apelan a la inteligencia y a su futuro mediato.

Es cuanto.

P.D. Los adultos ya están bastante grandecitos como para imponer su egoísmo y falsa comodidad, por encima de la razón y el destino de sus hijos y nietos.