Por: Luis Villegas Montes
Terminé de leer uno de los tres libros que me propongo comentar en mis próximos editoriales: México en el precipicio, de Macario Schettino.[1] Los otros dos son El rey del cash[2] y El gran corruptor,[3] ambos de Elena Chávez.
No faltará quien opine que estos títulos no son, precisamente, literatura muy edificante, quizá; pero año preelectoral como es, me parece importante aportar un granito de arena para desmitificar las supuestas capacidades jurídico-políticas-económicas-administrativas del presidente de la República; uno de los peores simuladores de todos los tiempos en este nuestro México.
Mis doce lectores están advertidos: no habrá reflexiones de vida ni apretada síntesis de aquello que aconteció durante este 2023 que está por expirar; éste y los próximos dos editoriales serán un alegato en contra del régimen más corrupto e incompetente que este país ha padecido.
El libro de Macario se ocupa, lo dice desde el principio, de las principales políticas públicas, programas y proyectos de la actual Administración y pretende comprender lo que significan las decisiones adoptadas, sus costos y beneficios; sin embargo, más allá de la demostración de cómo el gobierno de AMLO constituye una gran tragedia económica, reseñar el libro en estos pocos párrafos resultaría imposible.
Por ello, decidí centrarme en otro aspecto, como se verá a continuación. El autor comienza contando cómo conoció a AMLO y cómo, en algún punto, recibió la propuesta de generar una alternativa económica que sustituyera el modelo neoliberal a cargo de Ernesto Zedillo.
Schettino recuerda tres anécdotas que llamaron poderosamente mi atención; la primera, cuando, empantanadas las discusiones sobre el modelo a proponer, reunió al equipo y declaró: “El presidente del PRD soy yo, y el modelo económico es el que propone Macario. Ustedes pueden tener opiniones personales al respecto, pero la opinión del partido es la del presidente, que soy yo”; la segunda, el día en que el mismo AMLO lo convocó a una reunión para preguntarle qué pensaba de que se postulara como candidato para la jefatura de Gobierno del año 2000: “Le comenté que me parecía que no cumplía con el requisito de residencia; además le recordé que él había afirmado ser un líder social, y que al terminar su periodo en la presidencia del PRD se regresaría a Tabasco”; y la tercera, cuando en un programa radiofónico de gran audiencia, con José Gutíérrez Vivó, se le ocurrió al entonces Jefe de Gobierno decir que haría un segundo piso al Periférico cuando aquel lo increpó acerca de los problemas de tráfico: “No era un proyecto del Gobierno, ni lo había platicado con nadie; se le ocurrió ahí, y cuando su secretario de obras fue entrevistado al respecto, no tenía la menor idea de la noticia. De hecho, se negó a hacerse cargo de ese proyecto, que tomó entonces la secretaría de Medio Ambiente de la ciudad, Claudia Sheinbaum”.
Las tres anécdotas, que se convierten en cuatro, me parecen muy ilustrativas porque evidencian lo que luego de largos e interminables cinco años, muchos todavía se atreven a negar: el presidente no es un demócrata, es un líder autoritario; un viejito de ideas fijas, para decirlo amablemente, que en el desgobierno de su administración, nada más sus “chicharrones truenan”.
Asimismo, el presidente de la República, para la consecución de sus objetivos, es capaz de decir cualquier patraña con tal de conseguirlos. AMLO miente de manera sistemática, primero a él, y luego a todos los demás. El presidente es un embustero patológico.
Por último, todo en MORENA, todo en AMLO, es política barata y nada más; la improvisación, las ocurrencias, son su manera de gobernar. Ocurrencias costosas e inviables —por los costos exorbitantes (triplicados incluso respecto de lo proyectado) y el fracaso económico que representan— son: el tren maya, Dos Bocas y el AIFA.
La cuarta anécdota, que no es tal, pero sí, es la sumisión degradante de Claudia Sheinbaum a los desvaríos de su entonces jefe; sin tener los méritos, ni la capacidad, ni la experiencia, accedió a darle continuidad a un proyecto faraónico que constituye la antesala de la locura que le ha seguido. Ahora resulta clarísimo cómo pagó AMLO la obediencia ciega de su subordinada.
Hay personas que carecen de dignidad, de integridad, de talento, y su única forma de medrar, de ser, de estar, de sostenerse en el candelero, es la humillación total, todo con tal de obtener, o conservar, un hueso.
Eso es la 4T.
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Luis Villegas Montes.
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[1] SCHETTINO, Macario. México en el precipicio, Ariel, México, 2022.
[2] CHÁVEZ, Elena. El rey del cash, Grijalbo, México, 2022.
[3] CHÁVEZ, Elena. El gran corruptor, Grijalbo, México, 2023.