Opinión

Querido Maestro, Rosalio Chavero Montes

Por: Francisco Flores Legarda

Hoy me siento profundamente conmovido al escribirle esta carta. Aunque ya no esta físicamente presente entre nosotros maestro en en la abogacia y como hombre justo, deja un legado  y su influencia en nuestras vidas perduran de manera significativa. A pesar del dolor que sentimos por su partida, quiero aprovechar esta oportunidad para expresar lo mucho que significo para mí y para tantos otros abogados que tuvimos el privilegio de tener en nuestras vidas.

Desde el momento en que entré por primera vez a su despacho, supe que era un maestro  especial. Su pasión por enseñar, el arte del litigio, tu conocimiento profundo y tu dedicación hacia sus cercanos eran evidentes en cada lección que impartia diariamente en los termas juridicos y los consejos personales. Su capacidad para transmitir el amor por el aprendizaje y para inspirarnos a buscar el conocimiento nos motivaba a superarnos y a crecer como sus pupilos y como personas.

Recuerdo con cariño los momentos que compartimos en su despacho, largas noches para preparar asuntos para acudir a las audiencia en los Tribunales. Su entusiasmo y su energía eran contagiosos, y cada clase se convertía en una aventura intelectual. Su habilidad para explicar conceptos complejos de manera clara y accesible era admirable, y siempre estabas dispuesto a brindar apoyo adicional cuando lo necesitábamos. Su compromiso con nuestra enseñanza iba más allá de los juzgados, y siempre nos animabas a perseguir nuestros sueños y a alcanzar nuestras metas.

Pero más allá de sus habilidades como educadas como tutor destacabas por su calidad humana. Eras un maestro que se preocupaba por cada uno de los que estabamos cerca el, que valoraba nuestras individualidades y que nos motivaba a descubrir nuestro potencial. Siempre estabas dispuesto a escuchar nuestras inquietudes, a ofrecer consejos sabios y a brindarnos un hombro en el que apoyarnos. Su presencia en nuestras vidas fue un faro de guía y apoyo, y lo recordaremos como alguien que hizo una diferencia en cada uno de nosotros.

La noticia de su partida dejó un profundo vacío en nuestros corazones. La tristeza y el pesar invadieron a todos los que tuvimos el privilegio de ser tus alumnos. Nos preguntamos por qué alguien tan talentoso, sabio y generoso tenía que irse tan pronto. La pérdida que sentimos es inmensa, pero quiero que sepa que su legado sigue vivo en cada uno de nosotros.

Hoy recordamos sus enseñanzas, sus consejos y  su pasión por la educación. Su dedicación a la excelencia académica su amor por el aprendizaje continúan inspirándonos a perseguir nuestros sueños y a buscar conocimiento. Su impacto en nuestras vidas es incalculable, y siempre te recordaremos como un mentor y guía excepcional.

Querido maestro aunque ya no esté físicamente con nosotros, su espíritu vive en nuestras memorias y en las vidas que toco. Siempre lo recordaremos con gratitud y admiración. Su legado como educador y como ser humano perdurará en la comunidad de abogados y tribunales y en las generaciones venideras.

Descanse en paz, querido Maestro. Siempre lo llevaremos en nuestros corazones y te extrañaremos.

Un gran abrazo a su familia, Rosy, Kenio, Ivan, nietos y hermanos. Les agradezco el haberme apoyado y abrirme las puertas.

También a los campañeros que diario compartiamos en el despacho.

Con profundo respeto y agradecimiento.

Salud y larga vida.

Francisco Flores