Opinión

La cultura Política

Por: Francisco Flores Legarda

Cuando los países se desmoronan y se caen,

lo único que queda de ellos es la cultura, por eso es tan importante.

Un país sin cultura va a la desaparición.

Creo que hay que dedicar un capital a la cultura,

crear productos útiles para el ser humano,

tanto para su consumo como para su conciencia.”

Jorodowsky

La Cultura Política hoy resalta como uno de los temas prioritarios en las Ciencias Sociales. El hecho de que la opinión internacional se inclinara a favor de la democracia como forma de gobierno, influyó en el cambio de rumbo en las Ciencias Sociales, definido por el interés en el estudio de la conducta humana, para explicar aspectos como la legitimidad, la estabilidad, la participación y otros fenómenos políticos relacionados con el comportamiento individual y colectivo.

Así, aunque el concepto tiene su origen en la escuela conductista (Almond y Verba: 1963), es claro que desde la antigüedad se identifican una serie de referentes teóricos que evidenciaron la importancia de elementos que forman parte del contenido de la Cultura Política, por ejemplo, Herodoto, Platón, Aristóteles, Polibio, Cicerón y Séneca, entre otros, fueron personajes preocupados por aspectos como el comportamiento político, la educación cívica, los valores, la opinión pública y la participación en la vida pública. Algunos de ellos, incluso elevaron ésta última a la categoría de virtud.

No fue menos distinto con los pensadores de las siguientes generaciones, quienes al plantear temas como la organización estatal, los derechos y el carácter de la ciudadanía, reflexionaron en torno a la relación existente entre el la comunidad y el Estado.

De esta forma, actualmente queda claro que la Cultura Política es inherente a toda comunidad política, sin embargo, entre las inquietudes académicas de las diversas disciplinas está la de conocer la condición de la Cultura Política estudiada. En ese sentido, es objetivo de este artículo hacer una breve revisión, en una primera parte, de los enfoques teóricos relativos a esta área de estudio, posteriormente el análisis se centra en el concepto y por último se plantea brevemente el desarrollo de la Cultura Política como tema de estudio en México. Como corolario se presentan algunas conclusiones que enfatizan la importancia del tema.

De esta forma, el concepto surgió en la escuela conductista, como concepto enlace, porque define el patrón derivado de la distribución social de las percepciones y orientaciones sobre la política, las cuales se manifiestan externamente en las conductas o comportamientos políticos, así, el conductismo genera la perspectiva psicológica y cultural de los fenómenos políticos, pues en toda sociedad existe una cultura política nacional expresada en las instituciones políticas, que se transmite de generación en generación, a través de instituciones sociales primarias como la familia, la iglesia, la escuela y mediante un proceso denominado socialización.

En México, nuestra Cultura Política es de arraigo, en ella se da una interesante combinación de diversos mundos en el que se distinguen, uno tradicional y otro moderno o industrializado, de ahí la dificultad de construir una Cultura Política homogénea. Los grupos étnicos enriquecen con sus tradiciones nuestra cultura, lo cual resalta la importancia de profundizar el estudio de sus costumbres, de su forma de entender la política y sus relaciones de poder. Ciertamente, existen tantas culturas políticas como naciones, además de las subculturas que subyacen en ellas. Cada pueblo representa una cultura que define su propia política.

En otro rubro, el debate actual se ha centrado en cómo generar condiciones para la construcción de una Cultura Política Democrática, al respecto Peschard, señala que se requieren cuando menos los siguientes elementos: ciudadanía, participación, sociedad abierta, activa y deliberativa, secularización, competencia o eficacia cívica, legalidad, pluralidad, cooperación y autoridad responsable.

El conocimiento estaría conformado por la experiencia, la información, los saberes de los individuos acerca de los componentes de su Sistema Político; por otro lado, las ideas reflejan el contenido subjetivo: los valores, la religión, símbolos, creencias, mitos y otros aspectos; en el ámbito de los sentimientos se describen los afectos o rechazos, la indiferencia, la apatía o el interés; y, las acciones estarían determinadas por todas las formas que asume el comportamiento, es decir, la participación individual o colectiva, directa o indirecta, política o comunitaria.

No obstante, es claro que el conocimiento de la Cultura Política no sería posible sin el apoyo de estadísticos, informáticos, encuestadores, etc., y otros profesionistas, que son quienes facilitan el uso de las herramientas técnicas para la comprensión, conocimiento y análisis de este espacio inherente a toda comunidad política. Los estudios de Cultura Política implican cierto grado de dificultad, pues es necesario recurrir a las raíces, a la historia, a su gente, sus expresiones y prejuicios. Sólo así es posible explicar ciertos comportamientos, o el hecho de que se compartan ideas, mitos y creencias que predominan en la comunidad, y que influyen en el grado de participación de los individuos en la política.

En el caso de México, la construcción de una Cultura Política Democrática implica un gran compromiso interinstitucional para infundir valores sociales orientados a la participación; en donde cada Institución, de acuerdo a sus facultades, cree y haga el seguimiento de programas específicos destinados a los sectores sociales. Estos programas necesariamente tendrían que ser de largo alcance para abarcar los requerimientos de varias generaciones. Parte del compromiso, giraría en torno a diseñar un modelo de educación cívica para impartirse en el país, reconociendo que cada sector social requiere un programa diferente, acorde a sus necesidades.

Datos.- Almond, G. y Verba Sidney, (1963), The Civic Culture, Political attitudes and democracy in five nations, Princenton University, Press. Arendt, Hannah, ¿Qué es la política?, Editorial Paidós, Barcelona, España, 1997. Aristóteles, Tratados de Lógica (El Organon), Editorial Porrúa, México, 1998. Cicerón, Tratado de la República, Editorial Porrúa, México, 1997. Paz, Octavio, El laberinto de la soledad, Fondo de Cultura Económica y Secretaría de Educación Pública, Colección Lecturas Mexicanas, núm. 27, México, 1984. Weber, Max, Economía y sociedad. Esbozo de Sociología Comprensiva, Editorial Fondo de Cultura Económica, México, 2003. Con la colaboración y apoyo de Francisco Flores Aguirre, en la edición y datos filosóficos.

Salud y larga vida

Profesor por Oposición de la Racultad de Derecho de la UACH.

@profesor_F