Opinión

¡Apuéstale papá!.

Por: Manuel Narváez Narváez

Email. narvaez.manuel.arturo@gmail.com

Diputado de Morena busca prohibir publicidad de bebidas alcohólicas en transporte, escuelas, hospitales y espacios de concurrencia.

No puedo estar más de acuerdo. De prosperar la medida, marcaría un avance muy importante en contra de las adicciones y las enfermedades que derivan de la ingesta abusiva del alcohol, de las bebidas azucaradas y la comida chatarra, además de la ludopatía.

El diputado morenista Fernando Zárate Salgado, como pocos atrevidos, presentó una iniciativa con profundo sentido social y fundamental para contener, aunque sea un poco, el consumo dañino en México.

El fondo de la propuesta es que dejen de publicitar el consumo de bebidas alcohólicas en espacios públicos, es decir, en estadios, eventos deportivos, eventos culturales y de entretenimiento -quiero pensar que es así-, además en el transporte público, escuelas y hospitales.

Me entusiasma la iniciativa, confieso, porque hace algunos ayeres (2001/2003) un grupo de legisladores federales consideramos la posibilidad de regular la publicidad de cerveza en los estadios, pero el Ejecutivo federal frenó de tajo cualquier discusión al respecto.

Aunado a eso, cabildee con compañeros de bancada del PAN la idea de legislar sobre exigir la inscripción de la leyenda: “el abuso de consumo puede provocar diabetes”, en los envases de bebidas azucaradas, concretamente en refrescos carbonatados, que son los más consumidos y relacionados con la diabetes.

Las propuestas ni siquiera fueron presentadas como iniciativas porque, como mencioné párrafos atrás, el Ejecutivo federal, en el primer caso, y compañeros de bancada en el segundo se encargaron de frenarlas.

Ahora bien, en los tiempos actuales, donde Morena y sus aliados mantienen el poder absoluto del Congreso federal, la posibilidad de que prospere la iniciativa del diputado federal morenista es mayor, sin embargo, hay que considerar que el mayor obstáculo es la resistencia de empresarios del sector, al que la 4T ciertamente trae cortos, pero también apapacha.

Los argumentos de los capitanes del dinero y las televisoras pesan mucho. Televisa y TV Azteca, así como la FIFA, la Liga MX y las cerveceras que, en todo caso, son las principales aludidas, traerían de nuevo el petate del muerto de que afectaría a la industria cervecera nacional que emplea a cientos de miles.

Ya lo han hecho antes, como cuando han pedido el aumento al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) para bebidas alcohólicas, con edulcorantes, tabaco y otros, los acaudalados brincan y acusan intentos recaudatorios que afectarían a las clases bajas.

Por supuesto que los impuestos, que a nadie nos gusta, por eso se llaman impuestos, busca recaudar fondos para financiar políticas públicas, programas sociales, desarrollo social y organización del Gobierno. Que los malgastan o se los clavan, es asunto que debe resolverse, sin descartar regulaciones para proteger la salud de los mexicanos.

Para quienes no lo recuerdan, cuando prohibieron la publicidad de los cigarrillos, la industria tabacalera pataleó. Al final de cuentas, después de dos décadas nadie extraña las carteleras ni los anuncios televisivos o radiales de cajetillas de cigarrillos, y nadie perdió su empleo.

Las cifras alarmantes de las adicciones al alcohol, al tabaco, a la comida chatarra, a otras drogas como la marihuana, la cocaína, el cristal, la heroína y ahora el fentanilo, cobran la vida de millones en México, y eso tiene que ver mucho, sí, por la falta de medidas de concientización en la sociedad y por parte del Gobierno, pero sin duda, también por la publicidad indiscriminada.

Por concepto del aumento en el IEPS, el SAT espera recaudar en 2026 más de 78 mil millones de pesos. Viéndolo bien, no es gran cosa.

Cabe destacar que no se conocen a ciencia cierta los ingresos por concepto de publicidad masiva, principalmente durante transmisiones de eventos deportivos y eventos musicales, de apuestas, bebidas alcohólicas, refrescos y comida chatarra.

Seguramente los ingresos del SAT por ese rubro, cuya promoción es la que pretenden regular, debe equivaler a seis cifras. Sin embargo, sea cual fuere, aunque lo oculten, el costo en salud pública por alcoholismo en México supera los 600 mil millones de pesos anuales.

El costo en salud pública por la diabetes en este país supera los 105 mil millones de pesos anuales.

Estamos hablando que más del 6% propuesto en la Ley de ingresos para el 2026 (10.9 billones de pesos), es el costo anual en salud pública por consumo abusivo de alcohol, bebidas alcohólicas, comida chatarra y ludopatía.

Con estas cifras escalofriantes que afectan a millones de mexicanos, 27 millones por el alcohol y 16 millones por bebidas con edulcorantes y comida chatarra, aún sigue publicitándose indiscriminadamente el consumo de alcohol, bebidas azucaradas, comida chatarra y las apuestas.

Me parece que la propuesta del legislador morenista debe tomarse muy en cuenta y avanzar para apostarle a la salud pública.

Urge, pero ya, frenar el aumento de casos de alcoholismo y diabetes, también la ludopatía, en México.

La prohibición de la publicidad de consumo dañino afecta a todos por igual, además, es inmoral seguir vinculando el deporte con el alcohol, las bebidas con exceso de azúcar, la comida chatarra y las apuestas.

Los ingresos y las ganancias de los grandes consorcios no van a disminuir, por lo contrario, en este país operan con pingües ganancias cada año.

Con la publicidad que tienen en cada esquina a través de los puntos de venta de alcohol en licorerías, depósitos, tiendas de autoservicio, supermercados y venta abierta en locaciones con eventos multitudinarios, es más que suficiente para sostener sus monumentales ganancias y con sueldos miserables a sus empleados.

Sí a la prohibición de la publicidad de consumo dañino para la sociedad, y sí al gravamen justo a las ganancias impresionantes de los grandes consorcios nacionales y trasnacionales.

Que el ingreso vaya única y exclusivamente para combatir las adicciones, la diabetes, la ludopatía y a los bolsillos de los trabajadores mexicanos.

En esto no hay negocia ni marcha atrás.

Es cuanto.