
Por: Moisés Alvarez Palacio
El artículo 11 de la Ley General de Educación manifiesta que “El Estado, a través de la nueva escuela mexicana, buscará la equidad, la excelencia y la mejora continua en la educación, para lo cual colocará al centro de la acción pública el máximo logro de aprendizaje de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes.
Tendrá como objetivos el desarrollo humano integral del educando, reorientar el Sistema Educativo Nacional, incidir en la cultura educativa mediante la corresponsabilidad e impulsar transformaciones sociales dentro de la escuela y en la comunidad.
”La Nueva Escuela Mexicana propone un sistema educativo basado en la equidad, excelencia y mejora continua, con el objetivo de lograr el desarrollo integral de los estudiantes.
Sin embargo, para que estos principios no se queden en el papel, es fundamental la corresponsabilidad entre el Estado, las familias y la sociedad en general.
La educación no puede depender únicamente de los maestros; todos los sectores deben participar activamente en la construcción de un mejor entorno para los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Las familias tienen un papel importante en este proceso. Es en el hogar donde los niños desarrollan valores, hábitos y actitudes que fortalecen y complementan su formación académica.
Sin embargo, muchas familias enfrentan condiciones económicas adversas que dificultan satisfacer las necesidades básicas de sus hijos, como una alimentación adecuada. Bajo esta perspectiva, es necesario que el gobierno destine mayores recursos a las escuelas y promueva políticas que mejoren las condiciones económicas de las familias.
La educación de excelencia no puede separarse de otros aspectos fundamentales, como la seguridad, la salud y el empleo.
Un niño que vive en un entorno inseguro o con limitaciones económicas tendrá dificultades para aprovechar al máximo los procesos de enseñanza y aprendizaje.
Por ello, es necesario combatir la inseguridad, garantizar trabajos dignos y bien remunerados, y fortalecer los servicios de salud para todos.
Si bien, la Nueva Escuela Mexicana tiene objetivos bien definidos en la Ley, el cambio verdadero necesita de la colaboración de todos. Mejorar la estructura social del país, desde las familias hasta los servicios públicos, es básico para que los estudiantes puedan desarrollarse integralmente.
Solo con una sociedad corresponsable, donde el Estado, las familias y la comunidad trabajen de manera conjunta, se logrará que la educación sea un espacio transformador para construir un México más justo, seguro y equitativo.
Finalmente, es fundamental que los diputados y senadores legislen para garantizar presupuestos adecuados que permitan mejorar la infraestructura educativa y dignificar los salarios de los maestros.
Además, los gobiernos federal, estatal y local tienen la responsabilidad de ejecutar estos presupuestos con transparencia y honestidad, garantizando que cada peso presupuestado se refleje en beneficios reales para las escuelas y las comunidades.
De igual forma, la sociedad debe asumir su corresponsabilidad, exigiendo rendición de cuentas y participando activamente en el fortalecimiento del sistema educativo.
Solo así será posible avanzar hacia una educación de excelencia como lo expresa la Ley.