Opinión

Sobrevivencia.

Por: Luis Villegas Montes

El título de la cinta no es “sobrevivencia”.

El título original en inglés, es “They live”; mismo que fuera traducido en España y en Latinoamérica, respectivamente, como “Están Vivos” y “Sobreviven”. La película es un filme norteamericano, de ciencia-ficción, con trasfondo social, que data de 1988, que mezcla el thriller con el humor negro, gira en torno al fuerte consumismo gringo, y que en su momento pasó sin pena ni gloria para convertirse, después, en una película de culto.

A partir de este punto, si usted no quiere ser víctima de un spoiler, no continúe leyendo (ya ve cómo se ponen algunos), si sí lo hace, pues se aguanta y no se queje (sobre advertencia no hay engaño).

En They Live, un fortachón albañil, después de algunas peripecias, da con una gafas singulares que le permiten ver a las personas tal cual son; para su sorpresa, se percata de que importantes personajes de la vida política y social son, en realidad, extraterrestres; y no sólo eso, sino que esta raza alienígena ha llenado el mundo de mensajes subliminales que intentan convertir a los seres humanos en una especie de esclavos; todo empieza con una hacker quien irrumpe en televisión con el argumento de que existen una señal electromagnética que esclavizaba a la población e induce un estado de hipnosis colectivo (uno de los síntomas es que quienes ven la transmisión se quejan de dolores de cabeza). Como en todas las conspiraciones, los marcianos cuentan con traidores, humanos que les son adictos y los ayudan en sus nefandos propósitos.

Cuando la vi, no pude parar de reír.

Cuando la volví a ver, no pude parar de llorar.

Querida lectora, amable lector, sustituya nombres, sustituya estrategias, sustituya circunstancias de tiempo y lugar, y They Live, es una recreación de este dolorido México, versión 2024, después del 2 de junio.

Hay de todo: pseudolíderes (ricos de toda la vida, ricos nuevos, políticos influyentes, etc.), periodistas corruptos, policías cómplices, ciudadanos incautos (zombis), entre otros, que son manipulados y mantenidos en un estado catatónico, sujetos a un régimen que les hace creer cosas que no existen (salvo en su afiebrada imaginación). Un régimen que logra, merced a una clase media (alta, media y baja) cooptada, mantener el control de las multitudes.

Cambie la palabra “extraterrestres” por la de “morenistas” y ya está.

Tiene a una élite de anormales (no necesariamente subnormales ni paranormales) que dirigen el cotarro a su real gana y en exclusivo beneficio propio; y a un montón de tarados (esos sí subnormales) que están dispuestos a aplaudirles sus babosadas hasta que se les hinchen las manos (los famosos “trinis” de los que ya he hablado[1]).

A nosotros, a usted y a mí (siempre que usted tenga dos dedos de frente o más de diez neuronas en funcionamiento), nos toca aguantar y desenmascarar a esos pseudolíderes que, desde los distintos ámbitos de ese gobierno de idiotas e idiotizantes, pretenden mantenernos cautivos, hipnotizados, víctimas de sus despropósitos.

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Luis Villegas Montes.

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