Proceso
El informe de esa corporación indica que en México 56% de las personas darían su voto a un gobierno que resuelva sus problemas, aunque viole la ley. Asimismo, en sus entrevistas en AL encontró que las mujeres, los jóvenes y los que tienen educación básica apoyan menos a la democracia.
En América Latina avanza la tendencia al autoritarismo; la democracia se estanca y aumenta la indiferencia ciudadana por el tipo de régimen de los gobiernos. Lo que cada vez importa más es que quien gobierne resuelva sus problemas. México es de los países en donde más ha avanzado este comportamiento, indica el informe de la Corporación Latinobarómetro “La recesión democrática de América Latina”.
El informe, basado en un estudio hecho en 2023 por dicha organización que realiza entrevistas cara a cara con población representativa en estos países, refleja que, en México, en sólo tres años hubo un aumento significativo de inclinación por el autoritarismo en el poder.
El lapso contemplado en el informe abarca parte del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador. Ese año ya se registraba una competencia interna en Morena por la candidatura para el 2024, a raíz del banderazo de López Obrador a los aspirantes, a quienes llamó “corcholatas”, entre ellas la hoy ganadora de la elección, entonces jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Al mismo tiempo, el país reflejó una pérdida de apoyo a la democracia, así como una mayor indiferencia al tipo de régimen que encabece el gobierno.
Entre 2020 y 2023, el apoyo a la democracia descendió ocho puntos porcentuales, según el registro periódico que se hace para este informe, al pasar de 43 al 35 por ciento.
El informe alertaba que el incremento del apoyo al autoritarismo “enciende las alarmas”, y sugirió observar detenidamente a México “en un momento donde su presidente, Andrés Manuel López Obrador, intenta modificar las leyes que rigen las elecciones para mejorar las opciones de su partido. Es una acción claramente autoritaria que podría contar con el apoyo de este tercio de la población”, señala textualmente.
Al examinar las diferencias entre 2020 y 2023, el informe resaltó como preocupante un dato: “Quienes prefieren un gobierno autoritario aumentan en todos los países, salvo en Panamá”. Pero México fue el país que más aumentó con esta opinión, de 22 a 33 por ciento (11 puntos), seguido de Paraguay, Guatemala y República Dominicana.
De acuerdo con las preguntas hechas a las personas entrevistadas en las muestras, poco más de una tercera parte dijo apoyar la democracia; un porcentaje un poco menor se dijo indiferente por el tipo de régimen, mientras que otro tercio dijo respaldar una opción autoritaria.
“La democracia se ha deteriorado mucho desde 2020 en México, según la evolución negativa de estos indicadores. Hay aquí también tierra fértil para autoritarismos y populismos”, asienta el informe.
Como parte de los signos populistas, se encontró que en México hay un porcentaje mayoritario de personas que dicen aceptar dar su voto a un gobierno que no respete las leyes con tal de que resuelva sus problemas. Mientras en el promedio de países de América Latina esto creció del 44 al 54% entre 2020 y 2023, en México llegó al 56 por ciento.
Y, por otro lado, casi la mitad de las y los mexicanos entrevistados se dijeron a favor de que el presidente controle los medios de comunicación “en caso de dificultades”, lo cual es identificado como otro rasgo de populismo. Los países con más alto porcentaje a favor fueron El Salvador y México.
Este panorama coincide con un estudio elaborado por el Pew Research Center, publicado en febrero de este año en el que concluye que, aunque la democracia representativa sigue siendo un ideal popular, personas de distintos países critican su funcionamiento.
Esta organización es un banco de datos que informa al público sobre investigaciones demográficas, encuestas de opinión y otras investigaciones en ciencias sociales.
El estudio refleja que el entusiasmo por la democracia representativa ha disminuido desde 2017, y hay críticas importantes sobre la forma en que está funcionando.
Un promedio de 59% dijo estar insatisfecho con el funcionamiento de la democracia en su país; 74% dijo creer que a los funcionarios electos no les importa lo que la gente piense de ellos, mientras que a 42% le parece que ningún partido político representa sus puntos de vista.
Para este informe fueron encuestadas 30 mil 861 personas del 20 de febrero al 22 de mayo de 2023, en 24 países, entre ellos México y otros dos de Latinoamérica.
“Hay un apoyo notable a los modelos de gobierno más autoritarios”, según resultó del estudio, así como a la democracia directa, por la que los ciudadanos votan directamente por decisiones importantes de la vida pública.
“El apoyo a un gobierno donde un líder fuerte pueda tomar decisiones sin interferencia de tribunales o parlamentos ha aumentado en ocho de 22 países desde 2017”. México es uno de los países donde se registró este incremento, que se mostró en otros como Kenia, India, Corea del Sur, Alemania y Polonia.
Este apoyo, según el perfil de los encuestados, proviene en gran medida de personas con menor educación e ingresos más bajos, pero también por personas con tendencia ideológica de derecha.
El Latinobarómetro se realiza desde 1995, pero apenas en 2023 se incluyó en la entrevista la pregunta sobre si los partidos políticos funcionan bien.
“La respuesta fue contundente en contra de los partidos: 77% está en desacuerdo con la afirmación, en contraste con sólo 21% que coincide con ella”, consigna.
Mientras que en el estudio del Pew Research Center, se preguntó a ciudadanos de 24 países sobre sus líderes nacionales, incluyendo al gobernante y a los partidos políticos.
Sólo 10 líderes fueron vistos favorablemente por la mitad y más de los entrevistados. El presidente Andrés Manuel López Obrador figuró como el segundo con más aceptación (82%), después del presidente de Indonesia, Joko Widodo.
En tanto, los líderes de oposición mexicanos salieron muy mal librados. El priista Alejandro Moreno registró 27% de aceptación, y el panista Ricardo Anaya, un 30%. Sólo seis líderes opositores en los 24 países encuestados obtuvieron críticas favorables.
La opinión sobre los partidos no fue muy diferente: Morena presentó una aceptación de 74%, contra 27% del PRI, 33% del PAN y un 32% para el PRD.
Motivos del desencanto
El Latinobarómetro es un estudio de opinión pública anual que aplica alrededor de 20 mil entrevistas en 18 países de América Latina, como una muestra de los más de 600 millones de habitantes.
Para el informe 2023, aplicó entrevistas entre febrero y abril en estos países: Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú, Uruguay, Venezuela, El Salvador, Costa Rica, República Dominicana, Guatemala, Honduras, Panamá y Paraguay.
Entre los factores que encontró para explicar las tendencias sobre democracia y autoritarismo, el Latinobarómetro cita el desplome en la imagen de los partidos políticos y en el desempeño de los gobernantes, así como la tendencia de éstos al “personalismo”.
Le llaman “recesión democrática”, porque se trata de una etapa de declive y vulnerabilidad al que han llegado los países de la región, “después de una década de deterioro continuo y sistemático de la democracia”, y porque, a pesar de ser un periodo que se considera negativo en la historia de América Latina, se ve como pasajero, con todo y que puede durar hasta una década.
La insatisfacción de las personas con estas democracias surge de que la forma en que éstas se han llevado a cabo no ha respondido a los problemas de la población.
“La recesión de la democracia en tantos países deja a la región vulnerable y abierta a más populismo y regímenes no democráticos y retrasa el proceso de consolidación de las democracias”, señala el informe de Latinobarómetro.
En general, el promedio de 48 por ciento de las personas dijo apoyar la democracia en 2023. En 2010, la opinión favorable alcanzó 63 por ciento.
“El autoritarismo se ha ido validando poco a poco, en la medida que no se le condena, ni se sabe bien cuál es el umbral donde un país deja de ser democrático”, refiere el reporte, que pone como ejemplo de esto al gobierno de El Salvador, encabezado por el presidente Nayib Bukele.
“Cuando empezaron a ocurrir violaciones a los derechos humanos de los detenidos de las Maras y narcotraficantes muchos aplaudieron y aplauden”. Luego, Bukele cambió las reglas para permanecer en el poder.
“El Salvador está dejando de ser una democracia, y transformándose en un populismo autocrático. Sus niveles de aprobación son exorbitantes, son pocos a los que no les “gusta” lo que hace: no respetar las garantías de los delincuentes y detenerlos sin piedad, rápida, masivamente y sin el debido proceso. Que la gente lo apoye refleja el descontento frente al tema de seguridad y cómo cualquier método parece válido para combatir la delincuencia, sobre todo si tan pocas voces lo cuestionan”.
Otra de las explicaciones está relacionada con las crisis económicas, que influyen negativamente, aunque no de manera principal, pues aumentan las desigualdades y el número de pobres.
Pero un punto medular que señala el informe es la experiencia que han tenido los habitantes de los países latinoamericanos con su tipo de democracia, pues en general, ésta ha sido incapaz de producir igualdad ante la ley, justicia, dignidad y la justa distribución de la riqueza.
“La corrupción, los personalismos y el uso del poder para otras cosas que no sean el bien común contribuyen a minar el avance de la producción de bienes políticos”, indica.
Mujeres y jóvenes desairan la democracia
En las entrevistas se encontró que las mujeres apoyan menos la democracia que los hombres y son más indiferentes al tipo de régimen. Pero también que los jóvenes apuestan menos a la democracia, en comparación con los adultos, particularmente los de mayor edad (más de 60), que la apoyan más.
En contraste, hay más apoyo al autoritarismo por los jóvenes. “En suma, las personas de mayor edad son más democráticas que aquellas más jóvenes en América Latina. Los regímenes políticos no están produciendo demócratas en la región”, señala el informe.
Otro factor es la educación: 60% de personas con educación universitaria otorga un mayor respaldo a la democracia, mientras que entre personas con educación básica es el 40 por ciento.
Y es la clase social alta la que rechaza en mayor medida la democracia, mientras que el respaldo viene de la clase media baja.
El informe concluye en esta parte que “la minoría de demócratas entre los más jóvenes es lo más preocupante del futuro de la democracia en América Latina. La edad es lo que más diferencia a los autoritarios, puesto que, a menor edad, más autoritarios. Hay que formar demócratas con educación y socialización democrática”.