Opinión

Deseo que le vaya bien a la Presidenta de México.

Por: Manuel Narváez Narváez

Email: narvaez.manuel.arturo@gmail.com

En la catarsis para liberar lo que nos abruma se abre espacio para dejar entrar a la razón y a la humildad.

Suelo ser crítico, y muy severo hasta conmigo mismo. Me gusta decir lo que pienso y siento, aunque difiera, al cabo que me es inherente como libre pensador.

La contienda política ha quedado atrás, por lo tanto, es justo y saludable aceptar los resultados sin escamotear a nadie la victoria y sin humillar al vencido.

El pueblo de México habló y lo hizo de manera clara y contundente. Claudia Sheinbaum Pardo será la primera presidenta de México en su historia de más de 200 años como Nación independiente.

La distancia con relación al segundo lugar es inobjetable, dos a uno. Cuando los ciudadanos expresan su deseo en las urnas así de claro, debemos ser respetuosos de ese mandato popular.

Pensar distinto de la ganadora indiscutible y de la forma de gobernar del partido triunfador, es legitimo y válido en democracia. En virtud de este bien humano de libertad, esperamos, podamos seguir ejerciendo ese derecho sin matices.

Es inmensurable el reconocimiento de la derrota por parte de la candidata Xóchitl Gálvez a la que, muy en lo personal, aposté mi confianza. No tengo reproches porque no sería de caballeros hacerlo; la acepté con sus aciertos y con sus errores hasta el final.

Por el bien de México, es imperativo que la clase política de la coalición Fuerza y Corazón por México haga acopio de vergüenza y abone a la tranquilidad electoral, reconociendo con hidalguía el triunfo legítimo de los vencedores y reclame con justicia y humildad las victorias.

Reconocer la derrota no es sinónimo de claudicar en nuestros principios, sino ocasión para sembrar honestidad y tender alfombra de confianza para los generaciones presentes y futuras, porque la ausencia de esos valores es lo que ahuyenta a los electores de las urnas.

El porcentaje de participación de los inscritos en el padrón electoral fue del 60%. No es lo deseable, y eso es responsabilidad de los actores políticos, sin embargo, tampoco es despreciable que más de la mitad de los electores acudieron a votar, razón de sobra para reconocer el esfuerzo de quienes hicieron posible una jornada electoral aceptable.

Sin menoscabo de la popularidad del presidente saliente, es preciso destacar que existen pendientes muy graves que atender en materia de inseguridad, salud, transparencia, impunidad, corrupción desarrollo económico y respeto a la Constitución.

Allanado el camino para que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y su mayoría legislativa, muy probablemente calificada, gobiernen con responsabilidad para todos los mexicanos, sin distingo. Pero esa historia comenzará a escribirse a partir del primero de septiembre de 2024.

Es cuanto.

P.D. Es justo colocar en su justa dimensión el liderazgo de la gobernadora de Chihuahua por las victorias obtenidas de la coalición PAN, PRI y PRD. Felicitaciones al alcalde Bonilla, al alcalde Pérez Cuéllar, a las 65 planillas ganadoras restantes, a los ganadores del senado de la república, diputaciones federales, locales y síndicos.