Opinión

Dejen las redes y síganme

Por: Ing. Agustín Hern+andez Rojo

El otro día falleció mi mascota Princesa, una perra labradora mediana que nos había acompañado por más de diez años a mi familia y a mi. Subí una pequeña historia en Facebook agradeciéndole y dándole el último adiós. Debo decir que me sorprendió la insensibilidad de algunas personas, fue un número elevado quien vió mi historia, de los cuales pocos tuvieron el gesto de dar algún mensaje de aliento. Estoy seguro que si subo un post se llenaría de reacciones y comentarios, sin embargo como fue una historia pasó sino inadvertida si como un pormenor.

Más alla de la luz que esto brinda en cuanto a tema antropológico, esbozando la insensibilidad de las personas, también pone el punto sobre la íe de lo inútil que se ha vuelto la red social, en donde convergemos personas, pero dónde somos pocos los que ponemos atención al detalle o deje ud. al detalle, poner atención simplemente, ya que la mayoría se encuentran absortos scrolleando o swipeando y/o simplemente por morbo.

No pretendo hacer un tratado al respecto, pero si concretar y dilucidar someramente acerca de este tipo de cuestiones que van esbozando la realidad humana actual en simbiosis con las redes sociales, que no deja de ser el mismo Humano, sino que lo potencia o visibiliza, aunque también puede potenciar las características de quienes no tengan la capacidad sino que sea fingida a través de la exacerbación (en materia de redes sociales) y las masas en su ictus social pueden irse con la finta y apoyar algo que probablemente en la vida real no sea precisamente lo que se pensaba. A lo que me refiero aquí y por poner algún ejemplo, puede que una persona sea muy guapa, sea fotogénica, pero no desarrolle bien en el tú a tú o viceversa, una persona no sea guapa, no sea fotogénica pero tenga un buen don de gentes y puede que no sea ni guapa, ni fotogénica, ni tenga don de gentes pero desarrolle bien; en fin una serie de factores que se pueden analizar y que dependiendo de la profundidad de análisis se podrá dilucidar o no. La persona para ser auténtica debiese ser en teoría la misma: La de la vida real a la de la red social. Es por ello que no entiendo quienes llegan a tener dos o tres cuentas de una misma red social, salvo los casos que por paradojas del destino la contraseña se vuelva irrecuperable.

Las redes sociales no son nada que no se haya observado antes, es decir no se está inventando el hilo negro en la sociedad, simplemente las redes sociales ayudan a visibilizar a la persona, algunos lo usan para presumir, otros para desahogarse, otros más para vender artículos, ligar o hasta encontrar pareja formal, etc.

El término red social fue desarrollado por la antropología británica de la posguerra, como respuesta a las limitaciones del estructural-funcionalismo para explicar las situaciones de cambios en las sociedades tradicionales y los mecanismos de articulación de las sociedades complejas.

Lo que ahora son las famosas redes sociales que han tenido bastante auge siento un tanto similares a lo que anteriormente eran los blogs, hubo un momento en donde se pusieron de moda y hubo quienes llegamos a tener nuestro blog, de alguna u otra forma, pero las actuales redes sociales son básicamente o al menos en escencia eso, con diseños llamativos y aderezados. En los blogs de entonces se compartían pensamientos, viajes, recetas de cocina, fotografías familiares y de amistades, reflexiones, etc. Inclusive si nos remontamos más atrás podemos darnos cuenta que las personas se “texteaban” con personas de otras partes del país y del mundo a través de revistas conocidas, lo sé porque mis tías me han contado que así buscaban galán en aquellos entonces y seguramente más de dos que me lean también.

De hecho, debo decir, a través de blogs fue que me enteré e interesé acerca del Camino de Santiago, un viaje interiorizante, divino y místico del que hablo en otra editorial que por supuesto recomiendo y que toda persona debería hacer al menos una vez en su vida. A mi gracias a Dios y a mi trabajo me dió la oportunidad y la resistencia física de hacerlo y ahora nuevamente me preparo con tiempo y un grupo de amigos para realizarlo.

Es así como pudiera decir que las redes sociales son una evolución del clásico blog pero sin perder su escencia.

Recuerdo la película La Red Social/The Social Network dirigida por David Fincher y actuada, entre otros, por Jesse Eisenberg y Andrew Garfield. La cual narra la historia del devenimiento de Facebook por Mark Zuckerberg y las desazones que tiene que enfrentar, entre ellas dos demandas, por parte de tres personas quienes claman haber sido los ideadores de la red social.

A manera de corolario recomiendo realizar mantenimiento periódico a las redes sociales, ver qué contenido ya es obsoleto, no abona o simplemente no va en el tenor principal del muro ó timeline y archivarlo o borraro, así también pulir la lista de amigos, quiénes abonan y les da gusto lo que compartes o mínimo interactuan y por supuesto ser recíprocos, y quienes estén ahí por interés, morbo u otra cuestión no del todo noble pues decidir si son útiles y continúan en la lista de amigos o se suprimen de ahí, tal como en la vida real, al menos para los que escapamos a la hipocresía.

Recordemos la parábola de Jesucristo que, parafraseándolo dijo a sus futuros discípulos: Dejen sus redes y síganme pues yo los haré pescadores de Hombres.

Dejemos pues la absortez hacia las redes sociales, tal vez habrá que moderar su uso, tal vez modificarlo, tal vez dejarlo un tiempo, cada quien sabrá; Jesucristo hablaba de redes de pescadores, pero pareciese que anticipara también estos momentos actuales. Usemos las redes para cuestiones propositivas, preocupémonos y ocupémonos para bien de nosotros y de la otredad; y sobre todo con discernimiento y sabiduría.