Opinión

¿Un PAN para el pueblo?, ya veremos.

Por: Manuel Narváez Narváez

Email: narvaez.manuel.arturo@gmail.com

El relanzamiento del PAN ocurre a tiempo para encarar las elecciones federales intermedias y un nuevo gobierno para Chihuahua en 2027.

86 años después de su fundación, el Partido Acción Nacional busca sacudirse la modorra que lo mantiene en un lejano segundo lugar de las preferencias electorales, una voluptuosa carga de pésimas alianzas electorales y 12 años de gobierno timorato en la Presidencia de la República.

A lo largo de su historia Acción Nacional ha sufrido diversas transformaciones, desde las renuncias de algunos de sus principales fundadores en los 70 y 80s, la salida de figuras importantes a principios de los 90s -algunos de ellos se fueron a la izquierda-, hasta el distanciamiento del partido de sus dos únicos expresidentes de México.

En las fechas, el PAN es el segundo partido más antiguo del país que aun tiene registro (1939), el otro es el PRI (1929).

El del sábado fue el evento más importante del partido desde la protesta de Xóchitl Gálvez como candidata externa a la presidencia de la república. Desde entonces, salvo algunas excepciones de militantes destacados que han hecho buen papel en un escenario adverso, la dirigencia nacional ha sido prácticamente borrada del debate político.

Es preciso señalar que, en esta nueva era política, los rostros más visibles fueron los de aquellos que mantienen el poder partidista y fuero constitucional desde hace al menos 10 años. Algunos de ellos calderonistas de cepa.

Tales son los casos de Jorge Romero, Santiago Taboada, Ricardo Anaya, Max Cortázar, Marco Cortés, Damián Zepeda, Mariana Gómez del Campo y Santiago Creel, que es un veterano con tres décadas enquistado con la cúpula partidista.

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Desfilaron liderazgos locales que han hecho carreras políticas exitosas dentro del partido y en la administración pública como María Eugenia Campos, Mario Vázquez, Francisco Ramírez Acuña, Guillermo Anaya, Tere Jiménez, Kenia López Rabadán, etc.

El relanzamiento lució en cuanto a organización y publicidad, de eso dieron fe los medios de comunicación masiva más importantes del país. Fue un fin de semana en que el panismo pudo reunirse por miles y dar señales de vida.

Ahora bien, con respecto al mensaje político, el dirigente nacional Jorge Romero Herrera selló su participación con la apertura del partido a la participación ciudadana y alianza con la sociedad, dejando fuera las alianzas partidistas.

La parte medular de este nuevo relanzamiento descansa en el acercamiento con las bases sociales, las que hoy por hoy, obedecen o son seducidas por el régimen de la 4T.

La encomienda es titánica porque implica penetrar en nuevas generaciones de ciudadanos desconectados de la política, los que ignoran qué es el PAN, los que detestan a los conservadores debido al constante golpeteo desde la presidencia de México, y quitarse la imagen de fresa, de juniors desconectados de la realidad de millones de compatriotas.

Los próximos 20 meses serán prueba madre para una dirigencia cuyo perfil político no encaja con gran parte de la clase media ni con la jerarquía empresarial que, dicho con todas sus letras, ha encontrado cobijo en Morena o se ha arreglado con el régimen actual.

El panismo también necesita, si es que piensa hacer un buen papel en el 2027, consolidar sus liderazgos estatales y probar la lealtad al partido, porque se especula que no todos los que están al frente en sus respectivas entidades sirven a los intereses del blanquiazul. Las canonjías corrompen, si no pregúntenle a JaviCo, a los Yunes, y los que faltan.

Pero antes que nada, el PAN le debe al pueblo de México un acto de Contrición, es decir, pedir perdón por haberse desviado de sus principios, de sus valores y de su ética; pedir perdón por las malas decisiones de sus gobernantes, porque no es posible hablar del futuro si no se resuelve el pasado.

El partido necesita pregonar con el ejemplo. Imagínense que lleguen a las elecciones de 2027 restregándole a Morena sus actos de corrupción, nepotismo y antidemocracia, cuando en las propias filas destacados militantes y adoptados del priismo se sirven con la cuchara grande en los cargos públicos y de las bondades del presupuesto.

Será inadmisible y una ofensa lapidaria continuar con la práctica de acomodar al árbol genealógico y político en la nómina oficial o en las candidaturas. Eso le daría motivos a Morena para arrasar con todo, aunque sean los peores.

No habrá otra oportunidad para escuchar a la ciudadanía y abrazar las posibilidades electorales de las y los sin partido. Esta vez cumplen o se quedan con las migajas para los que van a todas y en manos de los de siempre.

El PAN es un instrumento político que se debe a la sociedad porque de ahí salen los recursos para su supervivencia. En efecto, es justo convalidar la militancia efectiva, no la efectista, pero también es sano abrir las candidaturas ciudadanas.

No hay mañana, en el 2027 llegan con argumentos y cara para reiniciar la recuperación del país, o nos carga el payaso a todos, y entregando Chihuahua, uno de los pocos oasis de libertad que nos quedan en México.

No se espera mucho, tampoco hay beneficio de la duda porque ese crédito está más agotado que un plan amigo.

No duden ni tantito que habrán ojos escrutadores atentos a que no haya simulaciones. Esta vez cumplen o se van.

Es cuanto.

Email: narvaez.manuel.arturo@gmail.com