Opinión

Entrenamiento mortal.

Por: Manuel Narváez Narváez

Email: narvaez.manuel.arturo@gmail.com

En verdad no entiendo a esas personas que se dedican al comerciar con armas de juguete.

La violencia que vivimos en México desde 2007, y que se ha acentuado en los últimos seis, debería ser motivo suficiente para hacer acopio de conciencia y prevención.

Tal parece que a los dueños de la industria de las armas de juguete y de los videojuegos violentos no les duele tanto muerto por arma de fuego en México, o no le ha tocado que un familiar, amigo o cercano haya sido víctima, porque continúan fabricando esos “juegos” y “juguetes”.

Cifras espeluznantes arrojan que en Estados Unidos más de 20 mil personas son asesinadas al año con armas de fuego. Y todos en todos los tiroteos que cuesta la vida a centenares de personas en el vecino del norte, están involucradas armas automáticas y semiautomáticas de alto calibre.

Estados Unidos como uno de los principales vendedores de armas en el mundo (Rusia, Israel y China contribuyen también), es el principal responsable del todo el armamento de alto poder que se introduce ilegalmente a México, el cual es utilizado por el crimen organizado para sembrar el terror en las calles de nuestro país.

Pero no solo son las armas reales son las que tienen contribuyen a la violencia en territorio nacional. Mucho tiene que ver la industria del juguete y de los juegos con armas, ya que atrapan en su entretenimiento a niños y jóvenes.

Resulta sospechosos que, pese a la cifra de 500 mil asesinados en México desde el año dos mil, donde el 60% fue perpetrado con un arma de fuego, la secretaria de gobernación aun no haya restringido o limitado la manufacturación, comercialización y exposición de juguetes y juegos similares a las armas de fuego.

Me sorprende la permisividad de los tres órdenes de gobierno y del poder legislativo federal en relación a la descarada exposición de juguetes similares a una pistola, rifle o metralleta, incluso granadas en la vía pública y en los centros comerciales.

Es común encontramos en los pasillos de las plazas comerciales de Chihuahua y a la entrada de los cines, juegos con ametralladoras y autos eléctricos con metralletas montadas sobre el volante.

Como si las escalofriantes estadísticas de ejecutados con armas de fuego no importaran, adolescentes llenan de monedas los juegos violentos instalados cerca de las taquillas de Cinépolis Fashion Mall.

Igualmente, sin rubor alguno padres de familia -jóvenes en su inmensa mayoría- se dan vuelo con sus criaturas accionando el gatillo de las armas montadas en los carritos que, dicho sea de paso, restringen el paso por los pasillos de la plaza comercial más grande de Chihuahua.

Se les hace muy padre el juego de luces brillantes y el sonido de las armas ……de juguete mientras se divierten “sanamente”.

Sobradamente lo han dicho piscoterapeutas y pedagogos que la exposición de las niñas, niños y adolescentes a los juguetes y juegos violentos, sobre todo los que simulan armas de fuego, afectan el desarrollo de nuestros hijos y nietos.

Estas razones deben ser suficientes para que los legisladores federales que tomen protesta el 1 de septiembre se pongan las pilas y actúen en consecuencia, porque ya resulta impostergable aplazar el control de armas de juguetes y juegos violentos que están envenenando a la juventud.

Es cuanto

P.D. Ojalá que los padres y las autoridades hagan conciencia sobre la gravedad de poseer y accionar un arma de fuego de juguete, porque entre la ficción y la realidad existe una muy delgada línea que trae fatales consecuencias. Para después será demasiado tarde.