Opinión

Xóchitl, Claudia, ¿qué rollo con los empleos?.

Por: Mnauel Narváez Narváez

Email: narvaez.manuel.arturo@gmail.com

A casi dos meses de arrancar la campaña presidencial, no he visto ni escuchado propuesta sensata para generar más empleos y mejor pagados.
Según el INE 26.2 millones de jóvenes entre 18 y 29 años de edad están registrados para votar este próximo dos de junio, pero otros 52.8 millones de ciudadanos en edad productiva entre los 30 y los 59 años de edad, también tienen la responsabilidad de cambiar la situación actual.
De los 79 millones de mexicanas y mexicanos en este rango de edades que van a acudir a las urnas para elegir a la próxima presidenta de México, más de 22 millones están registrados como trabajadores del IMSS, y otros 4 millones y medio en el ISSSTE.
No existe una cifra cierta sobre los empleados registrados en las 32 administraciones estatales del país.
El ingreso promedio mensual de una persona varía entre los 8 y 12 mil pesos mensuales, es decir, de aquellos que trabajan en tiendas departamentales, supermercados, cadenas comerciales con actividad diversa como cines, restaurantes, comida rápida, etc.
De los ingresos más castigados se encuentran los que paga la industria maquiladora a las empleadas en la línea de producción. Menciono mujeres porque ellas conforman la inmensa mayoría que son contratadas para extenuantes jornadas laborales.
En el caso de los jóvenes entre los 18 y 22 años -la minoría estudia y trabaja-, que laboran como dependientes en mostradores de cadenas comerciales como OXXO, en supermercados, preparación de alimentos de comida rápida y en cines, reciben una paga de 8 a 11 mil pesos mensuales.
Mujeres y hombres en rango de edad de los 25 a los 40 años de edad perciben un salario mensual promedio de 12 a 14 mil pesos en puestos de cajeras/os, atención al cliente en tiendas como Liverpool, Sears, Home Depot, Office Depot, Alsuper, Smart, Soriana, etc.
Las personas cuyas edades fluctúan entre los 41 y los 59 años de edad, independientemente si son profesionistas, que en todo caso son los menos, perciben entre 15 y 22 mil pesos cada treinta días.
Otro dato alarmante es que más del 54% de la población económicamente activa, es decir, alrededor de 33 millones de mexicanas/os prefieren dedicarse al comercio informal.
Estas cifras deben preocuparles a las dos punteras en la elección, ya que más de la mitad de la población en edad productiva huye de ridícula paga de la iniciativa privada por largas jornadas laborales y miseras prestaciones.
Adicionalmente, los servicios de salud que ofrecen a los trabajadores formales a través del IMSS, el ISSSTE y los sistemas de salud estatales están en las peores condiciones hoy en día.
No basta con reformas a la Ley Federal del trabajo para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, ni aumentar el salario mínimo que reciben más de 19 millones de compatriotas, porque es sabido que los que devengan salarios superiores a ese mínimo no reciben el mismo porcentaje de aumento, por lo que van perdiendo poder adquisitivo.
Xóchitl o Claudia tienen que decirnos cuántos empleos van a generarse en los siguientes 6 años; de cuánto va a ser la paga mensual por las nuevas plazas laborales que vayan a crear los inversionistas nacionales y extranjeros?.
A mi sí me preocupa el rubro del empleo, y no subestimo la peor inseguridad de la historia y los pésimos servicios de salud públicos, porque muchos jóvenes no tienen oportunidad de emplearse con buenos ingresos; los adultos jóvenes están condenados a salarios de pobreza y un 68% de los adultos mayores sobreviven con apenas 6 mil pesos bimensuales.
Faltan casi 7 semanas para elegir a la primera presidente de México, y en este lapso espero que nos digan cómo le van a hacer para, ahora sí, generar los empleos suficientes y con salarios dignos.
Datos duros de la generación de empleos en lo que va del siglo: con Fox se crearon 1.4 millones, con Calderón 1.7 millones, con Peña Nieto 3.5 millones y con AMLO 1.9 millones.
Saque cada quien sus conclusiones.
Es cuanto.
P.D. Las fuentes de empleo deben generarse a lo largo y ancho del país, no solo en ciertas regiones, porque sería menospreciar y discriminar a los demás.